La ciencia detrás de un gran desempeño bajo presión en el deporte


La presión hace cosas interesantes en los atletas. En algunos casos, conduce a un aumento de nervios y ansiedad. Otros, en cambio, son capaces de canalizar esta presión en correr más rápido, saltar más alto, etc. ¿Qué estrategias utilizan estos últimos para aumentar su desempeño bajo una elevada tensión?


deportista

Un estudio realizado en Australia e Inglaterra reportó los resultados de una serie de entrevistas a 16 deportistas, sólo unos días después de haber tenido un excelente rendimiento deportivo en una competencia bajo mucha presión.


El estudio

Un grupo de investigadores de la Universidad de Wollongong (Australia) analizó a 16 atletas de varias disciplinas (5 mujeres y 11 hombres, con una edad promedio de 27 años) que incluían, por ejemplo, un ganador de la copa del mundo de rugby de Nueva Zelanda, un tenista profesional y un campeón olímpico de bádminton.
Se solicitó a los atletas que describieran su destacado desempeño con el mayor detalle posible, incluyendo lo que estaban pensando y sintiendo en ese momento.

El análisis reveló que había doce características que apuntalaban dicho desempeño. Seis fueron similares al estado de flujo, que es cuando el rendimiento se siente sin esfuerzo y el conjunto de habilidades coincide con las demandas de dicho rendimiento. Estas características del flujo son:


  • Ser absorbido totalmente por la tarea hasta el punto de no ser consciente de la muchedumbre.
  • Altos niveles de confianza.
  • Gran control sobre su desempeño y la situación.
  • Alta motivación para tener éxito.
  • Disfrutar lo suficiente (pero no demasiado).
  • Estar completamente alerta.

Además, algunos de los atletas informaron que por momentos el tiempo parecía ralentizarse y tener un recuerdo borroso del evento.

Pero también existieron otras características distintas al estado de flujo. Mientras que el flujo se describe como una acumulación gradual de confianza y una sensación de falta de esfuerzo, otras dimensiones de dichas actuaciones incluyeron:


  • Niveles inusuales de concentración.
  • Tener un esfuerzo intenso durante un período de tiempo (a menudo caracterizado por no retener nada).
  • Aumento de la auto-conciencia de lo que estaban pensando y sintiendo en ese momento. Altos niveles de excitación.
  • Automatismo de habilidades.
  • Ausencia de pensamientos negativos sobre las consecuencias en caso de fallar.

Anteriormente, el alto desempeño ha sido visto, en gran medida, como automático y dependiente de no pensar demasiado. Los nuevos resultados sugieren que, aunque esto puede incrementar el funcionamiento, no es lo único. Los atletas entrevistados recordaron haber elevado su juego a través de altos niveles de auto-monitoreo y hacer un esfuerzo consciente para elevar el rendimiento.

Muchas de las estrategias que sustentan el alto rendimiento bajo presión, como el enfoque deliberado, los altos niveles de concentración y la confianza, son maleables. Es decir, que pueden ser enseñados, aprendidos y desarrollados. El conocimiento de esto podría ser muy útil para los atletas, entrenadores y profesionales que trabajan con ellos. La base será explorar cuándo es el mejor momento para que los atletas se relajen y "dejen que suceda", y, a la inversa, cuando conscientemente se esfuerzan más para "hacer que suceda".

La mayoría de la gente actúa bajo presión en algún momento de su vida, ya sea hablar en público, exámenes de estudios o trabajar en estrecha relación con un plazo. ¿Cuánto pueden aplicarse estas coyunturas a entornos no deportivos? Los investigadores hacen hincapié en que es importante evitar un enfoque único para el gran desempeño bajo presión. Si bien pueden haber algunos principios subyacentes que se pueden transferir, pero saber cuáles, dependerá probablemente del conocimiento tanto de la tarea en cuestión, como de la persona que tiene que ejecutar la habilidad.
Los misterios de la excelencia en el desempeño bajo presión en el terreno no deportivo promete ser un área emocionante para continuar investigando en el futuro.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02640414.2016.1265661



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