¿Prefieren las mujeres parejas que se parecen a sus hermanos?


Una investigación realizada en la Universidad de Northumbria (Reino Unido) sugiere que, en el caso de las mujeres, lo que desean de una pareja y los vínculos familiares están más entrelazados de lo que se podría imaginar.



Tamsin Saxton, psicóloga y profesora de dicha universidad, analizó si las mujeres tienden a elegir compañeros que se parezcan a sus hermanos. Y resulta que no es una teoría tan peculiar como pudiera parecer.

Esto se debe a que hay una gran cantidad de investigación que muestra que los individuos tienen más éxito reproductivo (tienen más hijos) si su pareja no es demasiado similar genéticamente pero tampoco demasiado disímil. Si nos apareamos con alguien que es muy genéticamente similar a nosotros, por ejemplo, un hermano/a, corremos el riesgo de concentrar genes perjudiciales recesivos en la próxima generación. Sin embargo, si nuestro compañero/a es demasiado diferente genéticamente, corremos el riesgo de separar los genes que funcionan bien juntos. Además, somos más amigables con los miembros de la familia con los que estamos más estrechamente relacionados, pero a su vez, la investigación nos dice que la relación entre los miembros de una familia tiende a ser menos intensa cuando los padres comparten menos genes.


Esto significa que los seres humanos tienen un problema: cómo encontrar un compañero/a que sea genéticamente similar, pero no demasiado.

El efecto Westermarck nos impide desarrollar una atracción sexual hacia nuestros hermanos. Si crecimos con otra persona en el mismo hogar, tendemos a encontrar la idea de relaciones sexuales con esa persona como aversiva. Estas personas suelen ser hermanos u otros parientes cercanos, aunque vivir con personas no relacionadas en el mismo hogar puede tener el mismo efecto. Pero ¿se sienten las mujeres atraídas por potenciales parejas que no son sus hermanos, pero que, sin embargo, se parecen un poco a ellos? Saxton decidió averiguarlo.


La investigación

La autora solicitó a un grupo de mujeres jóvenes que les facilitara fotografías de sus hermanos varones y de sus novios. Saxton utilizó dichas imágenes para crear un particular álbum de fotos. En el lado izquierdo de cada página colocó la fotografía del hermano de la mujer. En el lado derecho de cada página ella colocó la imagen del novio, pero mezclada con otras tres fotos de distintos hombres.

A un nuevo grupo de voluntarias se les dio la tarea de examinar estos álbumes de fotos y, en cada página, clasificar la similitud facial entre la imagen de la izquierda y las cuatro fotos del lado derecho.
Huelga decir que estas nuevas participantes no eran conscientes del propósito del experimento. No sabían que las fotos eran de hermanos o parejas. En lo que a ellas concernía, todos eran hombres seleccionados al azar y no relacionados.

Cada página de los álbumes presentaba cuatro opciones posibles, o sea el 25% para cada una, sin embargo, Saxton encontró que las mujeres eran proclives a clasificar a la imagen del novio en primer lugar en el orden del 32%, como segunda opción en un 28%, como tercera un 24 % y como cuarta opción sólo un 16%.

Estos resultados sugieren que las mujeres no están eligiendo parejas masculinas que parezcan indistinguibles de sus hermanos, sino que hay una semejanza familiar entre cuñados. Sin embargo, no está claro si las mujeres realmente prefieren a los hombres que son similares físicamente a sus hermanos, o si esto ocurre por otras razones. Por ejemplo, las mujeres de cierto nivel socioeconómico tienden a elegir una pareja del mismo estrato.

También podríamos preguntarnos si encontraríamos el mismo efecto en los hombres: ¿eligen los varones parejas femeninas que se asemejen a sus hermanas? Saxton y sus colegas especulan que esto no sólo es probable, sino que los efectos podrían, incluso, ser más fuertes que los que observaron en las mujeres.


Los hombres pueden encontrar este parecido menos repulsivo que las mujeres, y esto puede explicarse por la menor inversión reproductiva masculina y, por lo tanto, por un menor riesgo en una pareja que no colme sus expectativas.

En otras palabras, las mujeres, además del embarazo, deben asumir la mayor parte de los deberes de crianza, mientras que los hombres son más propensos a abandonar a sus hijos. Así que los varones corren menos riesgos al aparearse con una persona cuyos genes están muy estrechamente relacionados.


Referencia:
http://www.ehbonline.org/article/S1090-5138(16)30280-X/abstract



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