Embarazadas: 6 cambios corporales que se originan en el cerebro


Hace un tiempo, una amiga me preguntó: “¿Por qué estoy tan olvidadiza desde que quedé embarazada?”. No hay dudas que son muchos los cambios que se producen en el cuerpo de una mujer gestante ¿pero cuántas de estas transformaciones se originan en el cerebro? Hoy hablaremos de algunos cambios corporales (y sus consecuencias) debido a las modificaciones que se producen en el cerebro de una embarazada.


mujer embarazada

1.) Malestares mañaneros

Un altísimo porcentaje de mujeres embarazadas experimentan náuseas o vómitos, sobre todo por la mañana. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las náuseas desaparecen después del cuarto mes de embarazo (18 semanas).
Las causas de estos malestares mañaneros no están del todo claras. La teoría más popular es que estas náuseas son una reacción del cuerpo al aumento de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG). Algunas investigaciones han demostrado una relación entre los picos de esta hormona y la frecuencia de los vómitos.
Sabemos que en el primer trimestre es cuando se forma el sistema nervioso central del feto, y este proceso es altamente susceptible a las toxinas que circulan en el torrente sanguíneo de la madre. Por tanto, se cree que estos vómitos tienen la función de librar el organismo materno de los alimentos que puedan provocar perturbaciones en esta etapa fundamental del desarrollo. El vómito esta controlado por un área del cerebro llamada área postrema. Es importante destacar que esta área puede detectar toxinas en el torrente sanguíneo y líquido cefalorraquídeo. Asimismo, el área postrema tiene receptores para la hormona hCG, lo que puede explicar por qué es particularmente sensible durante el embarazo.
Esta "teoría de las toxinas" es apoyada por algunas evidencias, por ejemplo, el hecho de que las náuseas del embarazo son más comunes en las sociedades donde más se consumen 'alimentos de riesgo' (alimentos con más probabilidades de contener microorganismos, como carnes o verduras). También, que los vómitos se asocian con menores tasas de aborto involuntario. Algunos estudios han reportado que muchas mujeres, naturalmente, tienden a 'desactivar' el consumo de alimentos que le puedan suponer un riesgo al embarazo. En resumen, a pesar de lo horrible que pueda hacer sentir a la futura mamá, las náuseas y vómitos durante el embarazo probablemente sean una ventaja para el desarrollo del bebé.


2.) ¿Por qué el sentido del olfato se hace más fuerte?

En muchas mujeres, uno de los primeros signos de embarazo es un incremento en el sentido del olfato. Algunos estudios han indicado que, en comparación con mujeres no embarazadas, las gestantes son particularmente sensibles a determinados olores, como la cocción de alimentos, el humo del cigarrillo, perfumes, especias o alimentos en mal estado.
Un estudio reciente encontró que las mujeres embarazadas eran más propensas a calificar una variedad de olores como significativamente menos agradables que las mujeres no embarazadas. Lo que ocurre aquí es que al comienzo del embarazo, y al igual que el cuerpo rechaza los alimentos potencialmente tóxicos para el feto, las mujeres tienen una mayor sensibilidad al asco, lo que les ayuda a evitar otros posibles contaminantes.
También, al igual que con los alimentos, existe una fuerte relación entre la hormona hCG y los cambios en la percepción de olores en mujeres embarazadas.
Un dato interesante es que estos cambios hormonales, en realidad, actúan directamente sobre procesos cognitivos ubicados en el cerebro y no sobre los canales olfativos.


3.) ¿Son más olvidadizas las embarazadas?

Mientras que algunas mujeres han reportado que durante el embarazo estuvieron más olvidadizas que lo habitual, otras manifiestan que no sufrieron cambios cognitivos en absoluto. Al igual que la mayoría de los cambios que ocurren en el embarazo, aquí también las hormonas juegan su papel.
Un análisis del año 2008 informó que las mujeres embarazadas (en comparación con mujeres no embarazadas) vieron deterioradas algunas, no todas, medidas de memoria. Sobre todo las relacionadas con la alta demanda cognitiva, como la memoria a corto plazo y los recuerdos.
Un estudio realizado por la Universidad de York (Reino Unido) proporcionó una tarea de memoria espacial a mujeres embarazadas y no embarazadas. Las mujeres que estaban en el primer trimestre del embarazo tuvieron un rendimiento 12% menor que las no embarazadas. Además, con cada trimestre subsiguiente, el rendimiento empeoraba, en promedio, un 10%. La misma investigación informó de una disminución en la neurogénesis (nacimiento de nuevas neuronas) en el hipocampo de la mujer durante el embarazo. El hipocampo está implicado en la consolidación de la memoria a corto plazo, así como la memoria espacial (por ejemplo, recordar dónde estacionó su coche).


4.) Tropezando con todo

Muchas mujeres informan que durante la gestación se sienten como más torpes, cayéndoseles cosas de las manos, derramando la leche en la cocina, llevándose cosas por delante. De hecho, un estudio reportó que el 27% de las mujeres se cayeron al menos una vez durante el embarazo, una cifra similar al nivel de caídas en las personas mayores de 65 años.
Ya que la panza crece rápidamente durante los meses finales del embarazo, el centro de gravedad de una mujer se desplaza gradualmente hacia arriba. Es decir, la información sensorial como la vista, equilibrio, orientación o somatosensorial (táctil) sufren variaciones. En consecuencia, la región del cerebro que integra esta información, el lóbulo parietal, debe ajustarse e interpretar los nuevos datos correctamente antes de enviar señales para mantener el equilibrio, coordinación, etc.
Pero ¿Qué explica esta condición durante el embarazo temprano? Ocurre que, en las primeras semanas, los niveles de una hormona llamada relaxina, aumenta rápidamente. Como lo dice su nombre, la relaxina relaja las articulaciones, ligamentos y músculos del cuerpo, lo cual es especialmente útil en la ayuda para estirar la región pélvica durante el parto. Se cree que esta hormona puede contribuir a la relajación de los músculos de manos y dedos, lo que genera a un control más débil. Además, en algunas mujeres, el aumento de la retención de líquidos provoca el síndrome del túnel carpiano en la muñeca, lo que empeora estos síntomas.
Asimismo, elevados niveles de relaxina también explican por qué muchas mujeres embarazadas experimentan acidez estomacal, ya que el efecto de esta hormona en los músculos del esófago podría permitir el reflujo gástrico.


5.) Cambios en el estado de ánimo

Está claro que el embarazo es uno de los momentos más turbulentos y dinámicos en la vida emocional de una mujer. Y muchos de estos cambios se deben a fluctuaciones hormonales.
Durante las primeras semanas de embarazo, los niveles de estrógeno y progesterona aumentan rápidamente. Aunque normalmente son secretadas por los ovarios, estas dos hormonas también se producen en la placenta. En la sexta semana de embarazo los niveles de estrógeno son, aproximadamente, el triple que en el pico máximo de un ciclo menstrual normal. En este sentido, tanto el estrógeno como la progesterona ejercen efectos poderosos sobre el funcionamiento del cerebro, e incluso pueden explicar las diferencias entre sexos en algunos trastornos psiquiátricos, como la depresión y la esquizofrenia. Por ejemplo, el estrógeno está relacionado con mayores receptores de dopamina y serotonina en regiones del cerebro claves para la regulación emocional y el comportamiento.
Por lo general, muchas mujeres dicen sentirse menos irritables hacia el segundo trimestre del embarazo, una vez que los mecanismos de autorregulación del cerebro pueden adaptarse mejor a estas fluctuaciones hormonales. Además, también influyen otros factores: estrés físico, ansiedad, dolor, fatiga y cambios en el metabolismo, que actúan como potenciadores de dichas variaciones.
Las investigaciones han demostrado que un fuerte sistema de apoyo (pareja, amigos y familiares) no sólo mejora la salud física y mental de la mujer embarazada, sino que también está asociado a un menor número de complicaciones en el parto y menos depresión posparto.


6.) Antojos y alimentos

Lo cierto es que los 'antojos' durante el embarazo ocurren en el 60% de las mujeres. Por ejemplo, las ganas de comer alimentos ricos en sal puede ser un signo de desequilibrio electrolítico (instabilidad en los químicos de la sangre que regulan algunas funciones del cuerpo) o también puede estar indicando la necesidad de más sodio para compensar el mayor volumen de sangre circulante. En cambio, la avidez por consumir algo dulce puede estar indicando una bajada de azúcar en sangre.
Por otro lado, es probable sentir repulsión por ciertos alimentos. Algunas mujeres pierden naturalmente las ganas de comer ciertas verduras, pescado y carne durante las primeras etapas del embarazo, ya que estos alimentos son más propensos a tener mayor cantidad de microorganismos.
Algunas mujeres no pueden consumir alimentos con sabor amargo, según se cree, esto puede ser producto de nuestro "cerebro ancestral" ya que en la antigüedad la gente asociaba lo amargo con el veneno y la toxicidad.
Hace un tiempo, un estudio de la Universidad de Connecticut informó sobre las preferencias alimentarias durante el embarazo. Mientras que los alimentos de sabor especialmente potentes pueden crear aversión durante el primer trimestre, las preferencias por alimentos salados y ácidos aumentaron en el segundo y tercer trimestre.


Referencias:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2274963/
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15201206/
http://www.nature.com/mp/journal/v13/n5/full/4002126a.html



¿Qué tan buenos son los detectives de homicidios para aclarar crímenes?


¿Quién no recuerda al detective Columbo llevando su mano a la frente para hacer inverosímiles deducciones que conducían a aclarar un homicidio? Al igual que muchos otros detectives de ficción, el personaje interpretado por Peter Falk tenía un sentido intuitivo brillante, casi mágico. ¿Se podría decir algo similar de los detectives de homicidios de la vida real?


detective Columbo

Lo cierto es que las habilidades y procesos intuitivos para la resolución de problemas por parte de investigadores de crímenes verdaderos, han recibido relativamente poca atención por parte de la ciencia. En este sentido, una de las pocas investigaciones fue la realizada hace un tiempo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Manchester, que abordó este tema utilizando fotografías de escenas de crímenes resueltos ocurridos en otros países.
En total, fueron 20 casos policiales entre los que se incluían mayoritariamente apuñalamientos, estrangulamientos y disparos por arma de fuego.

Los autores del estudio solicitaron a 40 detectives experimentados del Reino Unido observar dichas imágenes. Las edades de los investigadores iban desde los 36 a los 59 años. Dicho grupo se componía de 39 hombres y una mujer.

Básicamente, el experimento consistía en que los participantes miraran las fotos, las clasificaran por el tipo de crimen y que, al mismo tiempo hicieran un relato sobre lo que creían ellos que había ocurrido en dicha escena.


De acuerdo a sus conclusiones sobre la naturaleza de las muertes, los detectives se inclinaron mayoritariamente a clasificar los delitos en tres grupos: un homicidio doméstico, un homicidio relacionado con otro delito (por ejemplo, un atraco que deriva en un asesinato) o una pelea entre personas del sexo masculino por diferentes motivos.

En total, los detectives hicieron 594 deducciones, la mayoría de ellas sobre el tipo de homicidio y también acerca de la relación entre la víctima y el victimario.


Utilizando la información de cada caso, los autores hallaron que el 67% de las deducciones eran exactas, el 23% inexactas y el 10% eran ambiguas o contradictorias. También encontraron que los detectives de más edad hicieron más deducciones con mayor precisión.

Tres escenas de crímenes fueron mal interpretadas por la mayoría de los detectives, incluso, en esos casos, hicieron las mismas deducciones incorrectas. Por ejemplo, el asesinato de una mujer en el que la víctima tenía su vestido atado alrededor del cuello, la mayoría interpretó este caso como un delito por motivaciones sexuales. Pero la realidad era otra: la mujer había sido asesinada por su sobrino para obtener ganancias financieras. Otra escena en la que los detectives fallaron fue el homicidio de un hombre en una discoteca, en la que la mayoría de ellos interpretó el caso como una pelea entre personas alcoholizadas. Pero en realidad, el asesino estaba manteniendo una aventura amorosa con la esposa de la víctima y el crimen había sido premeditado.

Es importante saber que las conclusiones iniciales realizadas durante lo que los detectives llaman la "hora de oro" de una investigación, pueden tener enormes implicancias para su éxito. Por esta razón, es importante que comprendamos acerca de los procesos de tomas de decisiones de quienes investigan un hecho delictivo en forma puramente intuitiva.

Las personas que investigan casos policiales, por lo general, tratan de mantener la mente abierta, pero, como en el resto de los seres humanos, conocimientos y experiencias pasadas les llevan a hacer suposiciones muchas veces correctas, pero que también pueden conducir a errores sistemáticos.

Los autores del estudio sugieren que hacer investigaciones de este tipo más seguido y con mayor profundidad podría ser útil para un mejor entrenamiento de los detectives y aumentar el conocimiento sobre los factores que influyen en sus tomas de decisiones, para de esa forma mejorar el discernimiento en los diferentes tipos de homicidios a través de la exposición a una mayor gama de casos.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/jip.1383/abstract

Perros que olfatean enfermedades


Debido a que las bacterias se reproducen muy rápidamente, pueden ocurrir mutaciones que le permitan a cierta cepa adquirir resistencia a los antibióticos, son las llamadas "superbacterias". Éstas, por lo general, atacan a pacientes que están internados en hospitales. Una de las más problemáticas es la Clostridium difficile (conocida como C. difficile). Dicha bacteria, ataca más frecuentemente a personas mayores que están o han estado recientemente en algún hospital y que han recibido altas dosis de antibióticos.


perro

Los antibióticos matan “bacterias buenas” de la flora intestinal y es en ese momento cuando la C. difficile se hace fuerte. Esta libera toxinas que causan diarrea, fiebre, náuseas, dolor abdominal y úlceras. Aproximadamente el 7% de las personas infectadas con esta bacteria mueren en los 30 días posteriores. Solamente en Estados Unidos mata aproximadamente a 21 mil personas al año. El tratamiento con distintas drogas puede ser difícil debido a su gran resistencia, ya que su estructura incluye una membrana protectora y libera esporas extremadamente resistentes.
Para empeorar las cosas, la tasa de infección ha aumentado considerablemente en los últimos años, esto probablemente se deba a un aumento en el consumo de antibióticos y al envejecimiento de la población en algunos países.

Normalmente, el procedimiento que se utiliza para prevenir la propagación de esta bacteria implica la detección precoz de aquellas personas infectadas, para luego aislarlas de la población general del hospital. Sin embargo, las pruebas de diagnóstico para identificar pacientes infectados son muy costosas y requieren de un equipamiento especial. Además, por lo general, estas pruebas son lentas y en algunos casos puede retrasar el comienzo del tratamiento hasta por una semana.


La bacteria C. difficile tiene un olor específico

Un avance que puede ayudar a controlar la propagación de esta bacteria, proviene del hecho que los científicos han hallado que las heces de personas infectadas con C. difficile tiene un olor específico.
Y obviamente, los perros tienen un sentido del olfato muy superior al humano. En este aspecto, ya se habían realizado una serie de experimentos con perros que eran capaces de detectar algunos tipos de cáncer, e incluso, fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre de diabéticos. Esto llevó en 2012, a un equipo de investigadores de la Universidad Médica de Groningen (Países Bajos) para tratar de ver si los perros podrían ser entrenados para identificar la bacteria C. difficile. Un Beagle llamado Cliff fue el elegido para la tarea. A partir de muestras de heces, se le enseñó a identificar el olor en individuos infectados y a sentarse cuando detectara la C. difficile.
Después de dos meses de entrenamiento, la capacidad de detección de Cliff era de casi el 100% en muestras positivas.

A continuación, se llevó al perro a hospitales para poner a prueba su capacidad de detección en pacientes. Se trataba de, simplemente, recorrer las salas pasando por cada cama sin tocar ni hacer contacto alguno con el paciente. En las primeras pruebas Cliff detectó correctamente 25 de 30 casos (83% de efectividad).

Particularmente en 2014, se produjo un gran brote de C. difficile en el Hospital Vrije de Ámsterdam. Por lo que el grupo de investigadores llevó a Cliff a hacer su tarea. De 371 pacientes, el perro identificó correctamente a 12 de un total de 14 pacientes infectados por C. difficile (86%).


Es interesante destacar que, en ese momento, Cliff identificó "erróneamente" como infectados a algunos pacientes que no lo estaban. Sin embargo, varias de estas personas contrajeron la infección dentro de los tres meses posteriores.

Este estudio confirmó que un perro entrenado puede perfectamente detectar con precisión a un paciente enfermo, infectado por una determinada bacteria. La efectividad de Cliff fue muy alta y el tiempo de identificación de pacientes no lleva más de 15 minutos. Este diagnóstico inmediato puede permitir que las personas infectadas sean aisladas del resto del hospital rápidamente, para de esa forma no sólo iniciar un tratamiento en un lapso más breve de tiempo, sino también evitar una mayor propagación de la bacteria. Además, el costo de mantener a un perro entrenado para este tipo de detecciones es mínimo, en comparación con los costos de equipos complejos y personal capacitado en todos los hospitales con el fin de hacer la misma tarea. Y, por supuesto, las vidas de los pacientes potencialmente salvados por la rápida detección, eso no tiene precio. La gran pregunta es si, en un futuro, esta práctica será más general y extendida a otras enfermedades.
Como dijo el filósofo y poeta francés Alphonse de Lamartine: "cuando el hombre está en problemas, Dios le envía un perro".



Tras un rechazo el cerebro pone en marcha una estrategia para hacer amigos


Posteriormente a que hayamos sufrido algún tipo de rechazo, nuestro cerebro activa un sutil mecanismo que altera nuestra percepción en el sentido de si otras personas están haciendo contacto visual con nosotros, lo que nos lleva a creer que están buscando algún tipo de comunicación.


rechazo

Dado que los encuentros amistosos generalmente comienzan con un contacto visual, los autores del estudio publicado en el "Journal of Experimental Psychology", creen que se produce un efecto de ensanchamiento del rango de la mirada que puede evitar el ostracismo del individuo al ampliar la manera de detectar oportunidades para forjar nuevas relaciones.


La investigación

Un grupo de investigadores de psicología cognitiva de la Universidad de Tampere (Finlandia) solicitaron a cuarenta estudiantes de ambos sexos, participar en red conjuntamente con otras personas en un videojuego llamado Cyberball, que consiste en pasar una pelota entre los distintos participantes. Lo que los estudiantes no sabían era que el juego estaba trucado.
Cada estudiante creía que estaba jugando con individuos ubicados en otra parte, pero en realidad, los eventos del juego fueron reprogramados de tal modo que la mitad de los estudiantes fueran ignorados por los otros jugadores, que se pasaban la pelota entre ellos. La otra mitad de los estudiantes jugaron a este juego normalmente, si ser excluidos.

Inmediatamente después, se les solicitó a todos los estudiantes buscar en una serie de caras de personas de ambos sexos en un ordenador y descifrar cuales de esos rostros les estaba mirando directamente a los ojos.
Algunas de las caras estaban mirando al participante, sin embargo, algunas miradas tenían la dirección ligeramente descentrada, dos, cuatro, seis, y ocho grados, tanto para la izquierda como para la derecha. Los estudiantes tenían que decir no sólo que caras les estaban mirando a ellos, sino que además se les solicitaba que dieran un puntaje a la intensidad de cada mirada, cuando consideraban que esta era directa.

En total, los estudiantes emitieron casi 150 juicios. Lo que hallaron los autores del estudio fue que las personas que habían sido aisladas en el juego Cyberball, eran mucho más proclives en señalar que las miradas estaban dirigidas a ellos, además, tendían a evaluar las miradas con una intensidad más fuerte.


La prueba de las caras fue repetida quince días después (sin el videojuego previo) con las mismas personas, y este efecto desapareció, ya no había una diferencia entre los estudiantes que habían sido marginados y los no marginados.

Estos resultados parecen demostrar que los seres humanos tenemos una respuesta instintiva positiva posteriormente a ser rechazados. Otras investigaciones anteriores ya habían reportado que individuos excluidos de distintos ámbitos, inmediatamente después comenzaban a actuar de manera más sociable y a ver a las personas extrañas de forma más positiva.
Pero estas investigaciones contrastan con algunos resultados desalentadores con respecto a la soledad, donde se ha demostrado que los individuos solitarios tienden a cambiar de forma tal después de un rechazo, que sólo profundizan más su aislamiento, por ejemplo, a estar más atentos a las expresiones faciales negativas de los demás.
Es posible que, en algunas personas, la soledad sea consecuencia de un ostracismo crónico. O sea, que haya un cierto límite en el número de veces en que el individuo se ha sentido rechazado.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17470218.2016.1204327



No es tu estado físico, es tu cerebro


Imagínate que llegas tarde a una entrevista de trabajo y debes subir muy rápidamente una escalera, pero cuando llegas al final de la misma, sientes una falta de aire como si hubieses corrido un maratón.
Seguramente esto nos ha ocurrido a todos, subir apresuradamente unos cuantos escalones y posteriormente sentir una falta de aire y un agotamiento físico repentino.


escaleras

Si usted toma esto como una señal de que su estado físico no es el mejor y que necesitaría ir a un gimnasio en forma urgente, se equivoca. Incluso un atleta profesional puede quedar sin aliento al subir un tramo de escaleras rápidamente, porque la condición física tiene poco que ver en esto.

Lo que sucede aquí es que cuando nos acercamos a unas escaleras con intención de subirla rápidamente, nuestro cerebro le indica al cuerpo que detenga la respiración. Esto ocurre porque los seres humanos estamos diseñados para detener o ralentizar la respiración cuando nos concentramos en una tarea específica durante un corto período de tiempo.

El resultado de esto es una doble pérdida de oxígeno, por un lado la cantidad de oxígeno que consumen los músculos durante el movimiento, y por otro, la cantidad que nos privamos debido a nuestra respiración reducida. Esto hace que nuestro nivel de oxígeno en sangre caiga en picado y suban los niveles de dióxido de carbono. Posteriormente, después que subimos la escalera, este sistema de concentración termina y el cerebro se da cuenta rápidamente de los bajos niveles de oxígeno en sangre, entonces, comienza a enviar señales opuestas, es decir, de iniciar una respiración rápida para suministrar al organismo el oxígeno que falta.


En realidad, es el aumento del dióxido de carbono en sangre el desencadenante del efecto, es que, en circunstancias normales, las concentraciones de oxígeno y dióxido de carbono en sangre siempre están inversamente relacionadas.

¿Por qué respiramos menos?

La pregunta que nos plantea esto es: ¿cuál es motivo que nos lleva a respirar menos cuando, en realidad, deberíamos respirar más? Este reflejo lo hemos desarrollado para ayudar a mantener a nuestros cuerpos concentrados cuando nos centramos en una tarea física que requiere precisión. Imagínese enhebrando una aguja, haciendo una incisión quirúrgica o lanzando una flecha, en todas ellas se produce este efecto. La clave para ser preciso con estas tareas físicas coordinadas es la quietud, la concentración y la tranquilidad. Retardando o deteniendo la respiración reducimos los movimientos corporales y, con suerte, lograremos una mayor precisión en la ejecución de la acción.


Incluso en algunas personas se produce apnea (suspensión temporal de la respiración) cuando están escribiendo, buscando algo, dibujando, pintando o cualquier otra tarea que requiera de una concentración momentánea.

Es fácil imaginar la utilidad de esta característica en nuestros antepasados, cuando este reflejo podía marcar la diferencia entre comer o no, es decir, esto tiene un valor evolutivo y selectivo claro.

Si quieres prueba esto: la próxima vez que debas subir una escalera rápidamente, concéntrate en tu respiración y, deliberadamente, dar algunas respiraciones profundas antes de comenzar a escalar, y sigue respirando a medida que subas los escalones. Si haces esto, notarás que no sufrirás ese clásico sofoco al llegar a la cima, ya que, simplemente, estás evitando este efecto.



Las manos de la madre en el cerebro del hijo


Ya en la década del 50, el psicoanalista británico John Bowlby, pionero en trabajos sobre desarrollo infantil, había examinado cómo los niños privados del contacto maternal llegaban a menudo a desarrollar problemas psicológicos en la edad adulta.
Ahora, en épocas de escaneos cerebrales, la neurociencia ha documentado que los niños con madres más táctiles tienden a desarrollar cerebros más sociales.


madre hijo

Investigadores del Instituto Max Planck (Leipzig-Alemania) filmaron a 43 niños (24 niños y 19 niñas) mientras interactuaban con sus madres en una sesión de juegos estándar durante 10 minutos. El promedio de edad de los niños era de 5 años y medio. Los autores del estudio contaron todas las veces en que las madres tocaron a sus hijos y viceversa. Por último, dentro de las siguientes dos semanas, los investigadores realizaron estudios de resonancia magnética en los cerebros de cada niño haciéndoles mirar una lámpara de lava, una técnica conocida por permitir la exploración del cerebro en estado de reposo.

Los autores del estudio estaban particularmente interesados en observar los niveles de actividad en reposo de una zona cerebral que está vinculada a funciones como la empatía y la capacidad de pensar en los estados mentales de otras personas, comúnmente llamada "cerebro social". Ellos encontraron que los niños que recibieron más contacto táctil por parte de sus madres en la sesión de juegos, tendían a tener más actividad en dicha área del cerebro, especialmente en el surco temporal superior derecho (STSD). También mostraban una mayor conectividad entre los diferentes nodos funcionales dentro del cerebro social, por ejemplo entre el STSD y el giro frontal inferior y la ínsula izquierda.


Investigaciones anteriores habían encontrado que una mayor actividad en esta área del cerebro en estado de reposo está vinculada con mejores habilidades sociales y emocionales del individuo, por ejemplo, ser capaz de "ponerse en los zapatos" de otra persona.

Otro factor importante son los efectos genéticos, en este caso cabe destacar que los niños que recibieron más toques también tocaron más a sus madres, lo que podría hacernos pensar que los mismos genes que impulsan el comportamiento táctil en las madres podrían ser transmitidos a sus hijos, influyendo en su desarrollo cerebral. Esto es digno de mención ya que queda por ver si se encontrarían resultados similares en ensayos con el padre u otra persona cercana al niño.

Para terminar, es de destacar que el mismo instituto que realizó esta investigación, ya había realizado estudios similares con animales. Lo que había dejado demostrado que un mayor contacto físico materno se asociaba con importantes cambios físicos en ratones de laboratorio, por ejemplo, en la forma en que sus cerebros respondían al estrés y que los ratones criados con más tacto, de adultos, eran más táctiles con su propia descendencia.
En conjunto, estos resultados apoyan la idea de que las experiencias táctiles maternas en la infancia dan forma a un mejor desarrollo del "cerebro social" en la adultez de la persona.


Referencia:
http://cercor.oxfordjournals.org/content/26/8/3544



Hombres, mujeres e impulsividad


Es notorio que los hombres son física y verbalmente más agresivos que las mujeres. Ellos representan el 76% de los arrestos en el mundo desarrollado y cometen el 89% de los homicidios. También es evidente que utilizan más drogas y alcohol que ellas, además de una mayor participación en deportes extremos.
Los hombres son también más propensos que las mujeres a sufrir de una gama de psicopatologías que se caracterizan por la exteriorización de comportamientos impulsivos, como el trastorno de personalidad antisocial, trastornos de hiperactividad con déficit de atención, entre muchos otros.


impulsividad

Pero según una investigación de la Universidad de Durham (Reino Unido), el lugar donde las diferencias de impulsividad entre hombres y mujeres están más marcadas es en la conducción de vehículos. Es en ese ámbito en el cual los gráficos muestran las disparidades más grandes. Donde los hombres manejan más imprudentemente, son menos proclives a utilizar el cinturón de seguridad, más propensos a la velocidad, a conducir en estado de ebriedad, entre otras muchas violaciones a las normas. Por ejemplo, los resultados de diferentes estudios dicen que la tasa de accidentes del sexo masculino es tres veces más alta que la de las mujeres, con una tasa de mortalidad aún mayor. De hecho, los hombres cometen el 97% de las infracciones de conducción peligrosa, el 85% de los delitos de conducción negligente y el 83% de los excesos de velocidad.

Desde un punto de vista evolutivo, esto es particularmente interesante, dado que la conducción es un comportamiento (evolutivamente) nuevo para el ser humano, donde es necesario un aprendizaje inédito y donde se rige por un cúmulo de reglas y códigos complejos. Además de ser una práctica que se encuentra activamente vigilada y penalizada.
Sin dudas que la conducción tendría que ser un comportamiento donde la tecnología y la educación deberían haber hecho indistinguibles a los sexos, pero no es así. ¿A que se debe esta brecha tan grande?

Sobre la base de teorías de personalidad, criminológicas y evolutivas, los autores del estudio aseguran que estas diferencias entre sexos siempre son más marcadas en aquellas actividades que representen la toma de algún riesgo, donde los hombres demuestran una mayor búsqueda de sensaciones, mayor receptividad a la recompensa y menor sensibilidad al castigo.
En las investigaciones realizadas, que incluyeron pruebas psicométricas y de comportamiento, las mujeres fueron notoriamente más susceptibles a la penalización por incumplimiento de normas, los hombres, en cambio, mostraron significativamente una mayor búsqueda de emociones en la asunción de riesgos. Sin embargo, no se encontraron diferencias sustanciales entre los sexos en tareas de función ejecutiva.


El estudio concluye que los resultados están indicando que las diferencias impulsivas entre sexos están marcadas por fuertes contrastes en las formas de motivación y en la sensibilidad al castigo.

Y como también se ha señalado antes, una visión evolutiva relacionada a la explicación sobre bases genéticas, por ejemplo, el "gen egoísta" de Darwin nos podría aclarar algunas de estos desajustes. Es que los genes de ambos padres tienen que coexistir en individuos de ambos sexos. Es decir, hoy sabemos que los genes de madres y padres consiguen expresarse diferencialmente y pueden construir diferentes partes del cerebro, por lo tanto, ser responsables de diferentes aspectos de la conducta del individuo. De hecho, tal expresión diferencial entre genes, cromosomas y sexos pueden explicar, en gran medida, ya sea las enfermedades mentales como los comportamientos dentro de los límites normales.


Referencia:
http://psycnet.apa.org/journals/bul/137/1/97/



Posturas corporales que impactan en el cerebro


En materia de sentimientos y emociones, generalmente tendemos a pensar que es el cerebro el que influye sobre el resto del cuerpo, pero no al revés. Sin embargo, lo contrario también ocurre, veamos como algunas posturas corporales envían determinadas señales al cerebro.


lápiz entre los dientes

A finales del siglo XIX, el fundador de la psicología moderna, William James, argumentó que una de las bases de las emociones son las experiencias corporales. James estaba aludiendo a la idea de que nuestras posturas externas contribuyen a formar nuestros sentimientos internos.
Podría parecer extraño pensar que las expresiones que producimos exteriormente podrían afectar la manera en la que sentimos interiormente. La mayoría de la gente asume que es la mente la que controla el cuerpo, no al revés. Pero resulta que existen fuetes conexiones que van desde el cuerpo a la mente, con algunas consecuencias sorprendentes.


Un estudio determinó que saltar es un inductor natural a la felicidad, más que cualquier otro movimiento.

Los científicos saben desde hace tiempo que, por ejemplo, cuando se le pide a la gente mirar fotografías, dibujos o leer historias con el ceño fruncido (indicación de mal humor) tienden a juzgar aquello que vieron o leyeron como menos divertido. Al revés también funciona, cuando los investigadores solicitaron a voluntarios sostener un lápiz entre los dientes de modo que la cara contorsione una sonrisa, las evaluaciones son mejores que en condiciones normales.

Y no son solamente las expresiones faciales quienes envían información a nuestro cerebro. Cuando nos sentamos en una posición desplomada, nos sentimos menos bien acerca de nuestros logros, por ejemplo, de la buena nota conseguida en un examen reciente.
Basta con asumir una postura corporal feliz o triste, segura o débil, para influir notoriamente en nuestro cerebro sobre el estado emocional en el que nos encontramos.

Una investigación de la Universidad de Columbia determinó que cuando dos personas discuten gritando, si una de ellas baja en forma repentina la voz, la haría sentir más segura. Esto se debe a que bajar el tono de voz rápidamente fomenta que el cerebro comience a pensar de forma más abstracta. El pensamiento abstracto mejora el autocontrol, el cálculo lógico y la creatividad.

La investigación

Un estudio publicado en 2012 en la revista "Psychological Science" demostraba de que manera funciona esta influencia corporal. Los autores de la investigación quisieron explorar hasta que punto una expresión facial positiva podría afectar la forma en que reaccionamos ante el estrés. Lo que hicieron fue tomar a un grupo de voluntarios y hacerles completar un conjunto de ejercicios matemáticos, pero además, estas personas debían mantener sus pies sumergidos en agua fría durante la prueba. A la mitad de ellos se les hizo sostener un lápiz entre los dientes de manera tal que su cara dibujara una sonrisa.

Los resultados indicaron que aquellos que sonrieron tuvieron menos cortisol en sangre, lo que estaría marcando menor nivel de estrés, además de recuperar su ritmo cardíaco normal más rápidamente, después de la prueba.

Sin embargo, hay un problema aquí. Este efecto funciona mejor cuando la sonrisa es inconsciente, más que si dibujamos una sonrisa de forma deliberada. En este último caso, nuestro cerebro parece estar adaptado para no interpretar nuestros movimientos faciales intencionales como señal de alegría. A pesar de esto, los investigadores también demostraron que, incluso fingiendo una sonrisa, es mejor que nada. De hecho, independientemente de si las personas eran consientes o no de que estaban sonriendo, la mueca de su rostro simulando una sonrisa conducía a una recuperación más rápida de su ritmo cardíaco después de un acontecimiento estresante, en comparación de los que no estaban sonriendo.
Es decir, a cierto nivel, nuestro cerebro no puede dejar de interpretar una sonrisa como una señal de que todo está bien.


Referencia:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23012270



¿Por qué percibimos que el clima más cálido nos hace más felices?


Si usted vive en el hemisferio norte, seguramente esté soportando un verano agobiante. En cambio, si en estos momentos está en algún país del sur de Sudamérica (Argentina, Chile o Uruguay) ciertamente estará pasando por uno de los inviernos más fríos de los últimos años, y posiblemente muchos allí estén añorando los lejanos días de sol y playa. Sin embargo, aunque muchas personas perciban al verano como la estación "feliz", desde el punto de vista científico esto no está tan claro.


verano

En el año 2008, investigadores de la Universidad Humboldt (Berlín, Alemania) realizaron una amplia exploración al respecto, hallando que la relación felicidad-clima es casi insignificante. Por ejemplo, se estudió el estado de ánimo (afecto positivo, afecto negativo) de casi dos mil personas bajo determinadas condiciones meteorológicas (temperatura, horas de luz solar, viento, precipitaciones, presión atmosférica).

Los resultados indicaron que ninguna de las condiciones meteorológicas predijo significativamente un afecto positivo (sensación de entusiasmo, mayor felicidad o determinación). Hubo, sin embargo, evidencia de que el afecto negativo (angustia, irritabilidad o nerviosismo) aumentaba con temperaturas más frías y disminuía con más horas de luz solar y menos viento.
En general, estas secuelas eran pequeñas, y aunque los resultados observados no estarían indicando que el clima incida en los afectos positivos, si se pudo notar que las temperaturas más cálidas estaban relacionadas con el aumento de sentimientos negativos en la gente, esto a pesar de que más luz solar tenía un efecto positivo, pero de nuevo, las diferencias eran pequeñas en tamaño.

Sin embargo, es probable que un clima más agradable nos proporcione otros beneficios indirectos, por ejemplo, más salidas al aire libre, ejercicios en lugares abiertos y más contacto con la naturaleza. Por tanto, incluso si el clima no produce beneficios por sí mismo, si lo hace indirectamente.


¿Qué ocurre con el amor en verano?

Existe la creencia de que la primavera y el verano son las estaciones ideales para iniciar una relación amorosa. Incluso muchas canciones románticas relacionan el otoño y el invierno con el desamor y la fractura sentimental. Por tanto, se podría plantear la hipótesis de que las altas temperaturas son más propicias para el amor.
Sin embargo, un estudio realizado en 2013 indica que, independientemente de la edad, es en los meses de verano cuando se producen mayor cantidad de disoluciones de parejas. Mientras que es durante el invierno cuando más florecen nuevas relaciones.


El verano y el delito

Además de no ser el mejor momento para mantener una relación de pareja, el verano también tiende a ser el período en el que se produce un comportamiento más antisocial. En una investigación realizada por Craig Anderson, profesor de psicología de la Universidad de Iowa, se analizaron datos de delitos graves (por ejemplo, asesinatos, violaciones y secuestros) de varias ciudades de los Estados Unidos. Los resultados indicaron que la media se elevaba a medida que subía la temperatura.
Las muestras del estudio mostraron que hay una fuerte tendencia lineal al alza de ciertos delitos (asalto, robo, agresión sexual) a medida que aumenta la temperatura.

Ciertamente, estos hallazgos pueden tener algunas explicaciones alternativas, por ejemplo, que el clima cálido aumenta el contacto social entre personas,algo fundamental para que se produzca mayor actividad delictiva. Sin embargo, distintos estudios han demostrado repetidamente que las altas temperaturas aumentan los pensamientos y sentimientos que desencadenan acciones agresivas y hostiles.


Para terminar

Es interesante observar que, aunque instintivamente las personas perciban que los climas más cálidos mejoran el estado de ánimo, la evidencia de dicha hipótesis es débil. En general, los efectos de un "mejor clima" en los sentimientos de las personas son modestos, inconsistentes e incluso en ocasiones van en contra de expectativas frecuentemente sostenidas.


Referencias:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18837616
http://psp.sagepub.com/content/21/5/434.abstract