Cerebro y responsabilidad: las acciones bajo coacción


En una serie de recordadas investigaciones realizadas en la década del 60, el psicólogo Stanley Milgram realizó un experimento en la que se les daba instrucciones a voluntarios para hacer descargas eléctricas a otras personas.
A pesar de que ahora se tilda a aquel estudio como infame, se pudo sacar una conclusión importante: que la mayoría de los participantes estaban bastante dispuestos a dañar a otros cuando se les ordenaba hacerlo.


coacción

Estas conclusiones se han utilizado innumerables veces para explicar por qué una persona puede cometer crímenes atroces, debido a que "sólo cumplía órdenes", como justificación para negar la responsabilidad de sus acciones.


El estudio de Milgram investigó la disposición de las personas a inclinarse ante la autoridad y obedecer instrucciones coercitivas para infligir daño, pero no exploró cómo se sentían los participantes durante los experimentos, ni lo que estaba ocurriendo en sus cerebros.

Un nuevo estudio publicado en la revista 'Current Biology' que utiliza grabaciones de ondas cerebrales, muestra que cuando una persona es intimidada a realizar una acción, su cerebro procesa los resultados de dicho acto de forma diferente a acciones similares realizadas de manera intencional, lo que sugiere que la coacción, en efecto, disminuye nuestro sentido de responsabilidad, o la conciencia de que estamos en control de nuestros actos.


Cerebro y responsabilidad

La nueva investigación se basa en un fenómeno llamado unión temporal, descrita por primera vez en 2002 por el neurocientífico Patrick Haggard, y se refiere a la observación de que el cerebro comprime el tiempo durante las acciones voluntarias, pero no en las involuntarias. De manera que nuestras acciones voluntarias, y sus consecuencias, se perciben más estrechamente juntas, mejorando nuestro sentido de responsabilidad de dichos actos.
Los nuevos estudios pretendieron determinar de que manera la coacción altera la percepción del intervalo de tiempo entre una acción y su resultado.

En la primera exploración, 30 pares de personas voluntarias se turnaron para ser de "víctima" y de "victimario".
En la condición de intimidación, un actor se sentó en la misma mesa y miraba fijamente al victimario. Le dictaba órdenes para darle una descarga eléctrica (suave) a la víctima y tomar un dinero que ganaba por cada descarga.
En la condición de libre elección, el actor hostigador se mostraba más distante y le decía al victimario de turno que podía dar choques eléctricos sobre la víctima con el fin de ganar dinero, o podía abstenerse de hacerlo.

Tanto en la condición intimidatoria como en la voluntaria, al pulsar la tecla que provocaba la descarga eléctrica se producían dos tonos audibles, el primero al momento de pulsar, el segundo con un retraso aleatorio variable de hasta dos segundos. Los participantes debían calcular el tiempo de intervalo entre los dos tonos.

Los resultados indicaron que bajo la condición de intimidación, los participantes estimaron los intervalos entre tonos significativamente más largos que lo que realmente eran. En otras palabras, mostraron un efecto de unión temporal reducido, lo que significa que tenían una menor conciencia sobre el resultado de sus acciones.

En un segundo experimento, los investigadores reclutaron a 22 voluntarios para una prueba similar a la primera. En este caso, se examinaron los patrones de ondas cerebrales asociadas a resultados de una acción mediante electroencefalografía (EEG).
En consonancia con el estudio anterior, un tipo particular de onda cerebral llamada N1, ésta era mucho más grande para los resultados de acciones no coercitivas. En cambio, las acciones forzadas producían una onda N1 más pequeña que las llevadas a cabo por libre determinación.


Los resultados de ambos estudios indican que ser coaccionado a hacer algo reduce el sentido de la responsabilidad, pero no sólo psicológicamente, sino también a nivel de la función cerebral básica.

Hace 50 años, Milgram demostró que una persona común es capaz de cumplir con instrucciones coercitivas, incluso si esto significa infligir daño real sobre otro. Estos nuevos resultados muestran que los efectos de la intimidación son universales, en lugar de ser asociados con cualquier característica particular de la personalidad.

Los autores del estudio sugieren una razón de por qué las personas pueden actuar de esta manera: la coacción puede reducir automáticamente el nexo entre una acción y su resultado, distanciando emocionalmente a las personas de consecuencias desagradables y disminuyendo su sentido de responsabilidad moral.


Referencia:
http://www.cell.com/current-biology/abstract/S0960-9822(16)00052-X



El lugar menos indicado para pedir ayuda


Ir caminando por la calle, tropezar y caerse, o ir cargando varios paquetes y que éstos se le empiecen a caer. Ninguno de estos es un escenario feliz, pero si hablamos de recibir ayuda, los resultados podrían ser peores en algunos lugares que en otros.


plaza vendome tienda

De acuerdo con un nuevo estudio de influencia social realizado por investigadores de la Universidad Bretagne-Sud (Francia), las personas somos menos propensas a ayudar a un extraño en una zona exclusiva de la ciudad, sobre todo si en esa zona existen gran cantidad de tiendas de marcas caras, y menos solidarios somos aún si quién necesita ayuda acaba de salir de una de esas tiendas.

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que las señales de dinero y materialismo nos animan a ser más egoístas y menos solidarios, presumiblemente a causa de connotaciones como la competencia y autosuficiencia.
Sin embargo, casi toda esta evidencia provenía de estudios de laboratorio y los resultados no siempre se habían sostenido en pruebas repetidas.


La investigación

Este nuevo estudio abarca una serie de exploraciones de campo. En una primera prueba, un grupo de estudiantes que colaboraron con los investigadores simularon que necesitaban ayuda en una variedad de lugares de la capital francesa, incluyendo la avenida de los Campos Elíseos, la Plaza Vendome o la avenida Montaige, todos estos lugares son reconocidos por ser las zonas donde se encuentran las tiendas más exclusivas de París. Posteriormente se repitieron las mismas pruebas en zonas comerciales comunes, sin tiendas ostentosas.


Los estudiantes que participaron como voluntarios recibieron ciertas instrucciones, por ejemplo, que los transeúntes elegidos tuvieran preferentemente entre 30 y 60 años, que cada uno realizara aproximadamente 40 intentos por cada estudio y que trataran de realizar un número de pruebas similar en hombres y en mujeres.

En un primer ensayo, un estudiante debía caminar con muletas, esperar que pasara un transeúnte desprevenido para dejar caer un paquete que llevaba. La cuestión era si el transeúnte ayudaría. En otro de los sondeos dos estudiantes trabajaron en pareja, uno de ellos iba sentado en una silla de ruedas. En este caso, se le solicita a los transeúntes para llevar al estudiante en silla de ruedas a un lugar cercano mientras que el otro debía ir a buscar un hipotético teléfono perdido.

Los resultados indicaron que hubo una constante en todos los estudios, y fue que las personas eran mucho menos propensas a ayudar en lugares donde había tiendas exclusivas, incluso si sólo casualmente pasaba por una calle con abundancia de estas tiendas. Peor aún eran los resultados si la persona que solicitaba ayuda acababa de salir de un establecimiento.
Por ejemplo, en el primer estudio, el 77,5% de los transeúntes estuvieron dispuestos a ayudar en una calle ordinaria, en comparación del 35% cuando la persona acababa de salir de una tienda de artículos de lujo.

El segundo estudio mostró que en una zona sin tiendas ostentosas, la ayuda fue del 73%, pero que la mera presencia de tiendas exclusivas en las cercanías redujo el comportamiento de ayuda al 23,2%. En este último caso, los estudiantes estaban cerca de una tienda lujosa, pero ni siquiera habían entrado en alguna de ellas.

¿Por qué ocurre esto? Los investigadores aducen que los recordatorios materialistas pueden haber aumentado los valores competitivos de las personas, esto a su vez, disminuye el comportamiento solidario. Dicha situación, indudablemente, crea una sensación que hace sentir a los individuos menos preocupados o conectados hacia las demás personas.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15534510.2016.1160839



El paciente que cambió la historia de la neurociencia


Louis Victor Leborgne, apodado "Tan Tan", por que esa era la única palabra que podía pronunciar, fue atendido hasta su muerte el 17 de abril de 1861 por el neurólogo Paul Pierre Broca.


Paul Broca

Posiblemente, el caso Leborgne fue el más importante en la historia de la neurología, su muerte coincidió con un creciente debate en los círculos académicos sobre la localización del proceso del lenguaje en el cerebro.
Cuando Broca realizó la autopsia del cerebro de Leborgne, observó una malformación en el lóbulo frontal izquierdo, y concluyó que esa era el área cerebral donde se generaba el habla. Para el mundo científico, este fue un punto de inflexión en la historia de la neurociencia.

Paul Broca estaba lejos de ser el primer científico en proponer que la función del habla se encontraba en los lóbulos frontales, pero fundamentalmente, la evidencia que obtuvo en la autopsia del Leborgne le ayudó a persuadir a la comunidad académica. Durante siglos, la ciencia había creído que las funciones mentales estaban ubicadas en las cavidades huecas del cerebro y que la corteza era poco más que una cáscara de tejidos y vasos sanguíneos.


Poco después de la muerte de Leborgne, el caso fue presentado por Broca en un congreso de la Sociedad de Antropología de París, donde utilizó la ocasión para informar que había descubierto en la parte media del lóbulo frontal del paciente, el centro cortical del habla. Esta región cerebral fue denominada posteriormente "área de Broca".

En cuanto a registros históricos, el caso Leborgne es la cara opuesta al de Phineas Gage, otro episodio legendario de la neurociencia. Gage, a quién una barra de hierro le atravesó el cerebro, si bien su caso fue investigado en su momento, se sabe relativamente poco sobre su real daño cerebral. Esto es debido a que cuando murió, no se realizó autopsia alguna y ni su cerebro fue preservado.


Phineas P. Gage fue un obrero ferroviario estadounidense, quien debido al accidente, sufrió graves daños en parte de sus lóbulos frontales. A partir de allí, Gage tuvo notorios cambios de personalidad, lo que se tomó como prueba de que los lóbulos frontales del cerebro eran los encargados de distintos procesos relacionados con la personalidad, emociones y algunas funciones ejecutivas.

Por el contrario, Broca tuvo la precaución de guardar el cerebro del Leborgne para la posteridad. Hoy en día, el órgano preservado se encuentra en el Museo Dupuytren de París. El cerebro ha sido escaneado varias veces utilizando técnicas modernas, lo que permitió hacer un análisis detallado de la ubicación y naturaleza de la lesión. Ahora se sabe que el daño del lóbulo frontal del cerebro de Leborgne era más extenso y profundo que lo que había reportado Broca.


Louis Victor Leborgne

A pesar de que la ciencia conoce muy bien el caso Leborgne, de su identidad y su historia de vida se sabían muy poco, casi nada.
Afortunadamente, el investigador polaco Cezary Domanski valiéndose de distintos archivos franceses, logró descubrir información biográfica detallada hasta ahora desconocida de Leborgne.
Nacido en 1820 en Moret-sur-Loing, un pintoresco pueblo cercano a París. Era hijo de un maestro de escuela llamado Pierre Leborgne y de Margueritte Savard. Era el cuarto de seis hermanos.
Epiléptico desde su niñez, Leborgne ingresó al hospital Bicetre de la capital francesa cuando un ataque le dejó sin habla a los 30 años. Allí terminará pasando los restantes 21 años de su vida.
Antes de esta incapacidad, Leborgne era 'formier' en París, una especie de artesano que elaboraba moldes de madera para los fabricantes de calzado. Este dato y las referencias familiares corrigen un mito erróneo de la época: que su incapacidad se debía a que era un analfabeto de clase social baja.

Una duda quedará, y es si las numerosas curtiembres que existían en Moret-sur-Loing, el pueblo de su infancia, tuvieron algo que ver con su enfermedad. Ya que hoy sabemos que las toxinas que se utilizaban en este tipo de industrias aumentaban la incidencia de epilepsia y otras enfermedades vinculadas al desarrollo neurológico y físico.


Referencia: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23323531



Desviaciones previstas: ¿el mejor camino al éxito?


Existe una forma de pensar que dice que si queremos alcanzar un objetivo, el compromiso debe ser total.


desviaciones éxito

Por ejemplo, si queremos ahorrar dinero, en ningún momento deberíamos derrocharlo. O para bajar de peso debemos seguir un régimen de adelgazamiento de forma estricta.
Pero para un estudio publicado en la revista "Journal of Consumer Psychology", este camino rígido es, justamente, la causa del fracaso en estos procesos. O sea, que el enfoque inflexible hacia un objetivo es lo que lleva a la caída de la motivación.

La investigación realizada en la Universidad Católica de Lisboa nos dice que la búsqueda de objetivos que requieren de la inhibición prolongada de deseos, como en procesos de pérdida de peso o ahorro de dinero, pueden beneficiarse con la incorporación de desviaciones previstas en el plan de esfuerzo para lograr el objetivo. En última instancia, dicen los investigadores, esta será la coyuntura que tenga más éxito.


La investigación

Los autores del estudio reunieron a 60 estudiantes voluntarios para comenzar una dieta. La mitad de ellos fueron incluidos en una dieta tradicional que se limitaba a 1500 calorías al día. La otra mitad, en cambio, restringieron su ingesta a 1300 calorías diarias durante seis días a la semana, pero durante un día se les permitía relajarse y disfrutar de un consumo de 2700 calorías.

Todos los estudiantes que realizaron cualquiera de las dos dietas a lo largo de un mes, durante y al final del proceso fueron evaluados con técnicas de autocontrol y resistencia a la tentación.
El hallazgo clave aquí es que, al final de cada semana, los estudiantes que hacían la dieta menos rígida obtuvieron mejores puntajes en las tareas de autocontrol y también lograban mejores estrategias para evitar tentaciones durante los días de mayor rigidez.

Al final del experimento, aquellos que participaron de la dieta en la que había un día de mayor flexibilidad, tuvieron sentimientos más fuertes de autocontrol a lo largo del período de dieta, además encontraron la experiencia más agradable y tenían la motivación mejor adaptada para el largo plazo. Por último, en promedio, estas personas perdieron prácticamente la misma cantidad de peso que los otros participantes, los que participaban en la dieta sin días de mayor tolerancia.


Un estudio posterior realizado con 36 personas durante dos semanas, dio resultados prácticamente iguales.

Por último, los investigadores entrevistaron a 64 personas que estaban actualmente, por diferentes motivos, en plan de ahorro de dinero. Los autores encontraron que aquellos que incurrían en "desviaciones previstas hedónicas" (una oportunidad, de vez en cuando, de participar en determinados comportamientos contradictorios con el objetivo) estaban más motivados y tendían a obtener mejores resultados en la búsqueda del propósito a largo plazo.
Dicen los autores del estudio que estas investigaciones dejan al descubierto la importancia de la flexibilidad en la búsqueda de una meta.


Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1057740815000443



¿Son los perros adiestrados más inteligentes?


Cuando las personas vemos a un perro adiestrado cumplir con éxito una determinada tarea, lo percibimos como más inteligente que los perros que no han recibido ningún entrenamiento. ¿Son realmente estos perros más inteligentes?


perro adiestramiento

Está claro que cuando se entrena a un perro lo que se está haciendo es enseñarle una habilidad específica. También sabemos que dicha formación puede cambiar el cerebro del animal sutilmente y alterar sus procesos instintivos.

Desde luego, los métodos de entrenamiento pueden afectar algo más que el aprendizaje de determinadas habilidades. Si el entrenador utiliza positivamente el proceso de formación, también puede afectar la personalidad del perro, así como sus comportamientos emocionales. Asimismo, los métodos de entrenamiento pueden alterar la cantidad de estrés, como la agresividad que el perro es propenso a mostrar. Sin embargo, la cuestión de si el entrenamiento en realidad afecta la inteligencia de los perros es otra cuestión, y que por suerte, tenemos algunos estudios recientes sobre este tema.


La investigación

Un equipo de investigadores de la Universidad de Milán (Itala) realizó un estudio con dos grupos de perros. El primer grupo, integrado por 54 perros, no habían recibido ningún entrenamiento de obediencia formal previo. El otro grupo consistía en 56 perros con entrenamiento de alto nivel, esto incluye entrenamiento de agilidad, búsqueda, rescate, rastreo o protección. Incluso algunos de los animales estaban entrenados en más de una actividad.

Una de las precauciones que tuvieron los autores del estudio fue hacer un tipo de trabajo que fuera desconocido para todos los perros, sobre todo para los entrenados. La prueba consistió en colocar alimento para perros dentro de una caja, esta se podía abrir presionando una palanca al costado de la misma.
Se razonó que, dado que esta tarea era nueva para todos, independientemente de su formación previa en otras actividades, los perros debían mostrar un cierto grado de inteligencia o al menos de resolución de problemas al presionar la palanca con una pata u hocico.

El procedimiento de ensayo fue sencillo, una persona colocaba un poco de alimento dentro de la caja y la cerraba. A continuación, el individuo presionaba la palanca para abrirla, asegurándose de que el perro estuviese mirando.
En la prueba se les permitía a los perros moverse libremente alrededor de la zona de prueba e interactuar con el aparato a su antojo por un máximo de dos minutos. Durante ese lapso de tiempo eran ignorados por su dueño.

Los resultados marcaron que en el caso de los perros no entrenados el 30% resolvió el problema y consiguió el alimento. En cambio, en el grupo de perros adiestrados el 61% tuvo éxito.
Por otra parte, se constató muy claramente que los perros entrenados estaban más centrados en el problema en cuestión, éstos se pasaron más tiempo con la caja y menos tiempo mirando a su dueño o al resto de las personas.


Esto significa que, a pesar de que la formación que los perros habían recibido no tenía nada que ver con esta nueva tarea, parece que simplemente los animales entrenados tenían un montón de adiestramiento en otras áreas que los hacía mejores solucionadores de problemas.

Una posibilidad de estos resultados se deba a que los perros entrenados adquieren la habilidad de aprender a aprender, algo que puede estar ausente en los perros no entrenados. Por lo tanto, los primeros tienen la percepción de que mediante una serie de comportamientos podrán obtener una recompensa.

En otras palabras, tal vez los perros entrenados no son más inteligentes debido a su formación previa, sino que han aprendido que, ante una variedad de diferentes problemas que se le presentan, existe una solución, y que si la encuentran, recibirán una recompensa.
De esta forma, los perros entrenados aprenden a concentrarse en el problema mismo e intentar solucionarlo, más de una vez si es necesario, porque han asimilado que ese es el comportamiento que tiene más probabilidades de tener éxito.


Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0376635708000995



Diferencias de género y matemáticas


Existen varias razones que contribuyen a la escasez de mujeres en carreras de ciencia y tecnología. Según los especialistas, uno de los factores más importantes es el rendimiento relativamente más bajo de las niñas en matemáticas en la escuela, en comparación con los varones.


sumando

¿Esto es porque las niñas son naturalmente menos favorecidas que los niños para los cálculos matemáticos? ¿Cómo concuerda esto con el hecho de que, en algunos casos, las niñas logran iguales o incluso mejores resultados que los niños en aritmética?

Para ayudar a desentrañar esto, un grupo de profesores de la Universidad Boston College compararon la capacidad en distintos tipos de cálculos matemáticos entre 250 niños de edad escolar (6 y 7 años de edad) en tres países diferentes: Estados Unidos, Taiwán y Rusia. Los resultados fueron publicados recientemente en el "Journal of Experimental Psychology".

En sumas de un sólo dígito (por ejemplo, 5+6) niños y niñas no se sacaron ventajas en ningún caso. Sin embargo, en ejercicios de sumas de dos dígitos (36+45) los niños superaron a las niñas en Estados Unidos y Rusia, pero no en Taiwán.
Los autores del estudio también investigaron cómo los niños realizaron dichos cálculos. Lo que hallaron fue que en Estados Unidos y Rusia, las niñas tienden a utilizar estrategias de conteo menos eficaces, como contar con los dedos, mientras que los varones utilizan más el concepto de descomposición, es decir, la transformación de un ejercicio complejo original en dos (o más) más simples. Por el contrario, en Taiwán las niñas también tendían a utilizar mayoritariamente la descomposición para ejercicios complejos, tanto como los niños.


Tomando estos datos en conjunto, los resultados son consistentes con la idea de que las niñas pueden tener una predisposición a utilizar estrategias de cálculos menos eficaces, en comparación con los niños. Pero el caso de Taiwán también nos dice que esto se puede abordar a través de una educación adecuada.

Las diferencias de género en el uso de habilidades matemáticas que se muestran aquí y en otras investigaciones anteriores, pueden ser debido a experiencias sociales previas, o también podría estar relacionado con una diferencia de género innata en el uso de la memoria espacial, que es indispensable para las tareas de descomposición.

En cualquier caso, el hecho de que en Taiwán las niñas estaban habituadas, tanto como los niños, en la utilización de la estrategia de descomposición en tareas de sumas complejas, nos sugiere fuertemente que las diferencias de género en habilidades matemáticas y el uso de estrategias no son inalterables.
En consonancia con esto, sucede que el sistema educativo de Taiwán, a diferencia que el de Estados Unidos y Rusia, pone más énfasis en enseñar el uso de habilidades más específicas.

Los autores del estudio aseguran que el contexto educativo puede desempeñar un papel importante en las diferencias de género en las matemáticas, y que las acciones que se inician a nivel escolar pueden tener un efecto acumulativo mediante el aumento de confianza de las chicas en su participación, más adelante, en áreas de la ciencia vinculadas a cálculos matemáticos.


Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022096516000266



El efecto Kafka: la conexión entre el absurdo y la inteligencia


absurdo inteligencia

Hace unos años, investigadores de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) realizaron un estudio con un grupo de personas a las que se les pidió que leyeran un cuento de Kafka. Antes de comenzar la lectura, dicho grupo fue dividido en dos, el primero leyó el cuento "un médico rural", una historia típicamente kafkiana, con sus idas y vueltas que muchas veces parecen no tener ningún sentido.
Al segundo grupo, en cambio, se les hizo leer una adaptación del mismo cuento pero mucho más simplificado, es decir, una historia más fácil de entender y que tenía mucho más sentido.

Posteriormente, los dos grupos realizaron distintos ejercicios de estimulación cognitiva, por ejemplo, detección de patrones de letras ocultos en distintos párrafos o la búsqueda de sinónimos para diferentes palabras.
Lo que encontraron los investigadores fue que los individuos que habían leído la historia más confusa, obtuvieron casi el doble de puntaje en dichas pruebas.

Algo similar sucedió en otro estudio cuando a un grupo de voluntarios se les hizo ver una película de David Lynch con una trama bastante absurda, en cambio otros participantes miraron unos dibujos animados.

¿Qué ocurre en estos casos? ¿Ver, leer o vivir algo absurdo o sin sentido puede hacernos más inteligentes?
Lo que ocurre es que un grupo de funciones cerebrales llamado red de prominencia se activa para encontrar otros patrones que le creen un sentido a la trama. Una vez que comienza, el cerebro no deja de buscar hasta localizar algo que llene ese vacío.

Este efecto es lo que sucede cuando las personas son estimuladas para explorar nuevas ideas porque sucedió algo que no acaba de ser explicado por las mismas viejas historias que tienen incorporadas. Por ejemplo cuando una persona sufre un evento traumático, antes de eso, probablemente el individuo funcionaba con piloto automático basándose en su procesamiento intuitivo, pero a partir del incidente, este efecto puede ser crucial para la creación o el restablecimiento de un nuevo significado para su vida.

Una situación bastante común en nuestros días para algunas personas es la pérdida del empleo, lo que para muchos es una verdadera calamidad, para otros puede ser el descubrimiento de una nueva personalidad, más audaz y convertirse en el punto de partida para una idea que genere un nuevo negocio. A veces, es una tragedia personal lo que hace que la gente descubra un propósito. La psicóloga Marie Forgeard describió en un artículo como numerosos supervivientes del genocidio de Ruanda se han convertido en músicos y creativos artistas como parte de esa experiencia de recuperación.

Esta idea nos brinda todas las razones para creer que los hallazgos de ideas creativas no son una excepción en la naturaleza humana, sino que en realidad, también pueden ser el resultado neurológico de un cambio inesperado. Es justamente allí, en esos períodos de desorden, de miedo y de búsquedas donde muchas ideas innovadoras comienzan a tomar forma Y nadie sabía mejor esta verdad que Franz Kafka quien a finales de 1912, uno de los períodos más oscuros y creativos de su corta vida, le dijo a un amigo "la historia salió de mi como un verdadero nacimiento humano, cubierto de tierra y lodo".

En estos casos, tal vez el caos sea parte de la recompensa. Quizás ese desorden es precisamente la razón por la cual nos sentimos tan vivos, tan humanos, en esos momentos en que nuestros cerebros finalmente conectan los puntos entre situaciones confusas y creaciones hermosas.



¿Cómo influye la voz en el atractivo físico de una persona?


Las mujeres encuentran los tonos agudos bajos como más masculinos y atractivos. En los hombres, dichos tonos están asociados con niveles más altos de testosterona. Por el contrario, los hombres prefieren a las mujeres con tonos agudos altos, ya que estos tonos de voz son señal de juventud.
Es sabido que una voz que nos resulte atractiva puede aumentar los sentimientos de apego hacia esa persona.


voz atractivo físico

Sin dudas que el atractivo vocal puede servir como una señal instintiva de atractivo físico. Tanto hombres como mujeres con voces seductoras son percibidos, independientemente de otras características, por tener caras más agradables.
Una investigación del año 2007 realizada en la Universidad de Toronto, determinó que las personas con voces atractivas, de ambos sexos, recibían puntajes por encima de la media en simetría facial y corporal. También eran percibidas como más agradables.

Algunos resultados adicionales de esta encuesta revelan algunos pros y contras. Por ejemplo, las personas poseedoras de una voz atractiva, en general, tienden a tener más parejas sexuales que la media, pero también presentan más probabilidades de serle infiel a su pareja.


El resultado de otra investigación ha demostrado que las personas con caras atractivas tienen voces más agradables, esto a juzgar por adultos y adolescentes, pero no por niños. Esto sugiere que las señales del atractivo vocal y facial proporcionan información similar, pero que estas señales no se evidencian hasta que se desarrolla la capacidad reproductiva, es decir, cuando los juicios de elección de pareja se vuelven relevantes.

Buscando nuestro tono de voz más atractivo

Muchas veces, al hablar con otras personas, inconscientemente utilizamos nuestra propia voz para intentar sonar más seductores, y esto podría depender de si estamos buscando pareja o si ya estamos en una relación. Por ejemplo, los estudios muestran que las mujeres hablan con un tono de voz más alto cuando dialogan con un desconocido que les resulta atractivo. Sin embargo, cuando hombres y mujeres hablan por teléfono con sus actuales parejas, los hombres tienden a hablar en un tono de voz más agudo mientras que las mujeres lo hacen en un tono más bajo. Se cree que, en estos casos, tanto hombres como mujeres podrían estar tratando de igualar el tono de voz de su pareja.

En estos casos, es decir, al tratar de hacer que nuestras voces suenen más atractivas, las mujeres parecen tener más éxito que los hombres. Sin embargo, ellos son capaces de hacer que sus voces inspiren más confianza, lo que puede, indirectamente, parecer más atractivo para las mujeres.
Una característica particular en ambos sexos es que cuando tratamos de dialogar de forma más seductora desaceleramos nuestra forma de hablar. Por otra parte, aunque los hombres en general prefieren las voces femeninas de forma natural, cuando se trata de sonar agradable, ellas tienden a bajar su tono de voz y a aumentar la ronquera vocal.

Incluso cuando no estamos tratando de transmitir un interés romántico, otros pueden deducirlo por la voz. Los participantes de un estudio adivinaron con bastante precisión si hombres y mujeres estaban hablando con una persona que les resultaba atractiva o no. Aún en casos en que sólo escucharon una frase corta: “¿cómo estás?”.

Para terminar, también es importante señalar que el atractivo vocal (al igual que el visual) es particularmente importante cuando se forman las primeras impresiones, y que dicha percepción tiende a volverse más positiva cuando se conoce mejor a la persona.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1439-0310.2006.01278.x/abstract



Nuestro estado de ánimo y la inclinación a asumir riesgos


Los estudiantes concurren a la universidad porque creen que el tiempo y el dinero que invierten en su educación les darán un mayor potencial de ingresos en el futuro. Los empresarios están convencidos que las empresas que crean tendrán éxito. La gente va a los casinos y compra billetes de lotería ya que existe la esperanza de ganar dinero.
Es decir, asumimos un riesgo porque presentimos que, de alguna manera, nos va a dar un beneficio en el futuro.


riesgo

Existen muchos factores que influyen en si un riesgo tendrá éxito o no. Por ejemplo, los estudiantes miran los puestos de trabajo que los anteriores graduados universitarios han conseguido. O sea, las personas utilizan la información como predictor de éxito para ayudar a tomar una decisión.

Sin embargo, cuando agregamos la confianza a los factores que nos hacen asumir una situación de riesgo, a menudo lo hacemos de una manera que crea una respuesta emocional. Es decir, en una elección arriesgada, la confianza no sólo se basa en información, sino que también se apoya en una sensación de que la acción tendrá éxito. Como resultado, hay otros factores que influyen y que también pueden jugar un rol en una elección arriesgada.
Esta idea, la de si el estado de ánimo podría afectar la toma de un riesgo, fue explorada por Ross Otto y Paul Glimcher, dos investigadores de la Universidad de Nueva York.


La investigación

¿Qué factores, a nivel general, podrían animar a un habitante de la ciudad de Nueva York a asumir un riesgo?
Durante el sondeo, los investigadores encontraron que habían dos circunstancias que elevaban el estado de ánimo de los neoyorquinos: el triunfo de alguno de los equipos deportivos de la ciudad y el buen estado del tiempo. Pero además, también hallaron que cuando las personas estaban de mejor ánimo, más billetes de lotería compraban.

Pero curiosamente, no se trataba solamente de las victorias deportivas o de los días de sol lo que creaba un estado de ánimo más positivo en la gente, sino que, las circunstancias inesperadas daban un mayor impulso al estado de ánimo. Por ejemplo, un día de sol inesperado o una victoria impensada de un equipo de la ciudad generaban un envión más positivo en el estado de ánimo de las personas, mucho más que los resultados positivos esperados.


Un triunfo deportivo impensado o un día de sol inesperado aumentaban notoriamente la venta de billetes de lotería. Esta tendencia se producía de forma bastante similar en los barrios de bajos, medios y altos ingresos.

Obviamente que hay muchos factores que influyen para que un individuo haga una elección de riesgo, sobre todo en algo más osado que la compra de un billete de lotería. Sin embargo, estos datos ponen de manifiesto dos características importantes sobre la toma de decisiones. En primer lugar, el sentimiento de confianza que nos ayuda en la decisión de asumir un riesgo es una respuesta emocional, en lugar de una respuesta basada en la información. En segundo lugar, cuando se está considerando una toma de decisión, hay que tener en cuenta que los factores ambientales de corto plazo pueden estar afectando nuestro estado de ánimo. Por tanto, tomarse un tiempo extra para decidir nos podría dar una perspectiva más real sobre nuestras expectativas de éxito.


Referencia: http://pss.sagepub.com/content/27/3/299.abstract