Cuando la envidia y la empatía luchan en nuestro cerebro


Seguramente todos hemos hecho más de una vez una mueca de dolor, como muestra de empatía, apenas vimos una señal de sufrimiento en la cara de otra persona.


envidia

Un estudio publicado hace unos días en la revista 'Social Cognitive' sostiene que si sentimos que la persona está en una condición más alta que nosotros (y no sólo económica), es probable que acompañemos ese dolor con una mueca, pero también es muy probable que nuestro cerebro, en realidad, haga la vista gorda.

Un equipo de investigadores de la Universidad Shenzhen (China) reclutó a 22 voluntarios de ambos sexos para el estudio. La primera parte del sondeo consistió en que los participantes debían mirar un ordenador que tenía 100 puntos distribuidos en toda la pantalla. Rápidamente debían decir si había más puntos del lado derecho o del lado izquierdo.

Posteriormente, se le dijo a cada participante que en un puntaje máximo de tres puntos, él o ella habían obtenido 2 puntos por esta prueba. También se les comunicó que otras 650 personas habían realizado el mismo ejercicio. En realidad, esto no era cierto, sólo era parte de la historia a fines de realizar el estudio.

A continuación, se les dijo que cuatro personas que intervinieron en la prueba (2 participantes de 1 punto y 2 participantes de 3 puntos) también habían participado en pruebas sensoriales, para ello, les habían pinchado suavemente la cara con pequeñas agujas. Para que esto pareciera más realista, se les mostraron los vídeos de las cuatro personas al momento de los pinchazos. Al ver los vídeos, el cerebro de cada participante estaba siendo observado mediante un escáner cerebral.

Al final de los vídeos, cada participante debía llenar un cuestionario sobre la empatía y el malestar que le produjo ver a estas personas recibir pinchazos en la cara.
Las respuestas fueron unánimes en el sentido de la angustia que sintieron, independientemente de que la persona hubiese obtenido un punto o tres en la prueba anterior.

Pero al observarse la actividad cerebral la historia fue diferente. Mientras se miraban los vídeos de los participantes que habían obtenido 1 punto, los cerebros mostraron una mayor actividad en tres áreas clave que se sabe están implicadas en la sensación de dolor y en la percepción del dolor ajeno: la ínsula anterior (IA), la corteza cingulada anterior medial (CCAM) y el tálamo.
Pero el dato revelador fue que cuando los participantes miraban los vídeos de los individuos que habían obtenido 3 puntos, la IA, la CCAM y el tálamo se mostraron inquietantemente tranquilos. En otras palabras, la respuesta empática del cerebro fue casi nula.


Los investigadores no encontraron ninguna evidencia neuronal de que estas personas hayan disfrutado viendo el sufrimiento de los participantes de 3 puntos. Sin embargo, los resultados sugieren que la percepción de dolor bajó notoriamente cuando las muestras de angustia provenían de un individuo con un rendimiento superior.

Según los autores del estudio, nos guste o no, esto muestra lo competitivos que somos por naturaleza y lo rápido que nuestro cerebro evalúa en relación a los demás.
Estos resultados son consistentes con investigaciones anteriores que muestran que las respuestas empáticas neurales disminuyen al presenciar sufrimiento en alguien que no nos gusta o en personas de un grupo social diferente.
Podremos esforzarnos en ser mejores personas, pero por desgracia, a menudo nuestros cerebros revelan el lado más oscuro de la naturaleza humana.


Referencia:
http://scan.oxfordjournals.org/content/early/2015/10/26/scan.nsv135.abstract



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