El efecto 'mejor que la media'


mejor

Muchos son los estudios que han demostrado que las personas tienden a exagerar sus propias aptitudes y habilidades sociales. Un ejemplo muy conocido es que la mayoría de quienes manejan vehículos piensan que son mejores conductores que el promedio. Esto quiere decir que existen muchos malos conductores que se cruzan por nuestro camino convencidos de que son muy buenos al volante.
Ejemplos similares se pueden aplicar en cientos de cualidades, todo lo cual apoya la idea que el efecto 'mejor que la media' está ampliamente generalizado.

Sin embargo, algunas tesis afirman que, efectivamente, la mayoría de las personas realmente son mejores que la media en muchas cualidades. Por ejemplo, volviendo al tema del manejo, tal vez la distribución de la capacidad de conducción de vehículos esté negativamente sesgada, es decir, existe una minoría de muy malos conductores que arrastran la media hacia abajo, dejando a la mayoría de los conductores realmente por encima del promedio.

Una interesante investigación fue la realizada por el profesor de la Universidad de Southampton, Constantine Sedikides, quien encuestó a 85 presos encarcelados en una prisión del Reino Unido. Los reclusos, que tenían entre 18 y 34 años, respondieron una serie de preguntas sobre sus rasgos prosociales. Cabe destacar que la mayoría de los prisioneros habían sido encarcelados por robos con violencia.

Los resultados del estudio arrojaron que en comparación con un 'prisionero promedio', prácticamente todos los participantes se calificaron a sí mismos como más éticos, más amables, más respetuosos de la ley, más generosos, más fiables y más honestos.
Incluso muchos de ellos también se calificaron a sí mismos en casi todos los atributos por encima de un 'miembro promedio de la sociedad', con una excepción: respetuoso de la ley. En esta cualidad los prisioneros se calificaron como un miembro 'medio' de la comunidad.


Prácticamente todas las personas padecemos este efecto, pero existen algunos individuos los cuales su autopercepción está considerablemente desviada de la realidad.

En investigaciones anteriores sobre rendimiento intelectual, se demostró que las personas con peores puntuaciones eran, precisamente, quienes más sobreestimaban su propia capacidad. Esto nos estaría dando una pauta de que existe una tendencia más general de que hay personas con habilidades especialmente pobres o hábitos de comportamiento muy perjudiciales que carecen casi por completo de una autopercepción realista de su propia persona. De ser así, las perspectivas para ayudar a estos individuos no son demasiado prometedoras. Y si pensamos específicamente en porqué es tan difícil rehabilitar a muchos presos, esta precisamente podría ser una de las causas.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/bjso.12060/full



Felicidad vs bienestar: la paradoja de Easterlin


Uno de los hallazgos en ciencias sociales más desconcertantes de los últimos 50 años es la paradoja de Easterlin: el crecimiento económico de un país no siempre se traduce en un aumento de la felicidad de su población.


Felicidad bienestar

Sobre todo en tiempos de crisis, los políticos inundan los medios de comunicación hablando de sus recetas para mejorar la economía. La hipótesis de esta estrategia es que si la economía mejora, la gente estará más feliz.
Esto parece obvio, muchos de los problemas que enfrentan los ciudadanos están determinados por la posesión de dinero.

Sin embargo, cuando los investigadores sociales miden los niveles de felicidad de ciudadanos de diferentes países y lo comparan con la situación económica, la relación no siempre es tan metódica. Esta observación se llama "la paradoja de Easterlin", ya que el primero en referirse a ella fue el economista norteamericano Richard A. Easterlin.

Desde este hallazgo en 1974, se han hecho algunos estudios al respecto. Uno de ellos indica que después que se satisfacen las necesidades básicas de una población, el aumento de la riqueza no es tan importante. Esta teoría sugeriría entonces que en los países más desarrollados, la relación entre el PIB y la felicidad de su población debería ser más débil que en las naciones pobres. Pero este no ha sido el caso, los ciudadanos de algunos países ricos se sienten más felices con el aumento del PIB, en contraste, las poblaciones de algunas naciones pobres se vuelven más tristes con el aumento del PIB.

Los investigadores sugieren que la desigualdad de ingresos puede ser un factor fundamental en esta relación. En particular en los países pobres, donde la desigualdad es mayor, en tal caso, los aumentos del PIB no logran que la gente sea más feliz. La idea detrás de esto es que cuanto más se distribuye de manera desigual, sólo las personas ricas son las que realmente se benefician de los aumentos del PIB.

Dos investigadores de psicología cognitiva, Selin Kesebir y Shigehiro Oishi, pusieron a prueba esta idea a gran escala. Ellos examinaron la relación entre la desigualdad de ingresos y el PIB (medido con el índice Gini) y los niveles de bienestar de la población de diferentes países.
El estudio estuvo dividido en dos, la primera parte se centró en estas variables de 16 países económicamente desarrollados durante el período 1959 a 2006. La segunda parte midió los mismos parámetros en 18 naciones pobres en el período 2001 a 2009.

En el primer sondeo se halló que para las naciones más ricas, la relación entre bienestar y PIB fue positiva, pero sólo después que se pudo controlar los efectos de la desigualdad de ingresos. Básicamente, cuando un país tiene una baja desigualdad de ingresos, los incrementos del PIB van conduciendo, con el tiempo, a un aumento de la felicidad. En cambio, cuando un país tiene una alta desigualdad de ingresos, los incrementos del PIB no tienen ningún efecto sobre la felicidad de su población.

En el segundo caso, se hallaron dos resultados diferentes: en los países pobres que cuentan con una menor desigualdad de ingresos los cambios en el PIB no afectaron mucho los niveles de felicidad. En cambio en los países pobres con mayores niveles de desigualdad de ingresos, los incrementos del PIB, en realidad, disminuyeron los niveles de felicidad.

Seguramente esta sea una de las razones por la cual los políticos, especialmente en períodos de vacas flacas, se refieren con tanto empeño a la desigualdad de ingresos. Los resultados de las investigaciones muestran que los niveles de insatisfacción no son el resultado de una economía pobre, sino más bien, una consecuencia del aumento de la desigualdad en los ingresos de la población.


Referencia: http://pss.sagepub.com/content/26/10/1630.abstract



Hipocampo e inteligencia espacial


En el año 2000, una investigación halló que los taxistas de Londres tenían un hipocampo más grande de lo normal, esto fue vinculado a su capacidad para recordar y conducir por las 25 mil calles de la ciudad.



Once años después, en un estudio de seguimiento, se quiso determinar si la experiencia de conducir por el complejo sistema de calles londinenses provocó los cambios en el tamaño del hipocampo, o si por el contrario, sólo las personas con un hipocampo más grande que la media eran capaces de convertirse en taxistas profesionales.

Los resultados del nuevo estudio determinaron que el aprendizaje y la práctica en la conducción de un taxi, de hecho provocan cambios en el tamaño del hipocampo. Pero esto era sólo la mitad de la historia, los cambios estructurales en el tamaño del hipocampo también estaban vinculados a una alteración en términos de conectividad, o sea, a la capacidad del hipocampo para comunicarse y sincronizarse con otras regiones del cerebro.

Finalmente en octubre de 2015, una investigación neurocientífica halló de qué manera el entrenamiento en tres dimensiones cambia el tejido cerebral y mejora la forma en que dicho tejido se comunica con otras áreas del cerebro involucradas en la inteligencia espacial.


La inteligencia espacial está relacionada con la capacidad que tiene una persona para procesar información en tres dimensiones. Dicha inteligencia está vinculada con la idoneidad del individuo frente a aspectos como líneas, figuras, colores, espacios y la relación que existe entre ellos.

Este descubrimiento estableció una relación entre el tamaño del hipocampo y las alteraciones en la conectividad que ocurren en el cerebro mientras se produce un aprendizaje espacial.
En el estudio se aclara que los cambios en el cerebro vinculados al aprendizaje espacial dependen de cómo la actividad neuronal sincroniza la comunicación entre el hipocampo y otras regiones del cerebro necesarias para esta tarea.


El hipocampo en acción

Una de las pruebas de la investigación consistió en hacer manejar un simulador de conducción a un grupo de personas adultas sin experiencia en este tipo de tecnologías.
Durante 45 minutos, algunos de los participantes debieron conducir un vehículo virtual 20 veces por el mismo itinerario. Mientras tanto, otro grupo debió conducir la misma cantidad de tiempo, pero por 20 recorridos diferentes.

Antes y después de cada sesión, el cerebro de cada participante fue escaneado por dos técnicas diferentes, una llamada 'imágenes ponderadas por tensor de difusión' que mide el movimiento de moléculas de agua en el cerebro. La otra técnica fue la de imágenes de resonancia magnética funcional.

Sólo el grupo que practicó el mismo trayecto mostró repetidamente cambios estructurales del cerebro, especialmente en el área de aprendizaje espacial del hipocampo llamada 'giro dentado'.
El otro hallazgo importante es que los individuos que incrementaron su aprendizaje espacial, también mostraron mejoras en la sincronización de la actividad entre el hipocampo y otras áreas del cerebro responsables de la cognición espacial.

Todo lleva a indicar que los cambios en el hipocampo, aunque estos sean minúsculos, son acompañados por rápidos cambios en la forma en que dicha estructura se comunica con el resto del cerebro.

Varias investigaciones ya han analizado los crecientes beneficios que otorgan el ejercicio físico, la salud mental y la función cognitiva para facilitar la conectividad entre distintas regiones del cerebro. Este último estudio mejora nuestra comprensión acerca de la relación crítica entre los cambios estructurales y funcionales del cerebro y el proceso de aprendizaje en los seres humanos.


Referencias:
http://www.cell.com/current-biology/abstract/S0960-9822(11)01267-X
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1053811915009167



Intelecto y sexos: la inteligencia de género


¿Cuáles son las evidencias acerca de las diferencias de género con respecto a la inteligencia?


inteligencia género

Muchas personas creen, o quieren creer, que las diferencias entre la capacidad y potencial intelectual de hombres y mujeres se deben básicamente a cuestiones sociales o de crianza. Son sobre todo los grupos feministas surgidos a partir de la década del 60, quienes han perpetuado la idea de que las diferencias observables entre sexos son el resultado de la socialización. Sin embargo, a partir de la década de los 90 se abrió otro camino hacia una perspectiva más biológica y evolutiva que reconoce y explica estas diferencias.

Realmente son reconocidas, algunas pequeñas pero observables, las diferencias intelectuales entre ambos sexos en todas las etapas de la vida. Por ejemplo, en la primera infancia sabemos que los niños son más activos y pasan más tiempo despiertos. En cambio, las niñas se desarrollan físicamente más rápido y con mejor coordinación, ellas ya muestran preferencia por su mano más hábil (sea derecha o zurda) a los 5 meses, cosa que no ocurre en los niños. Además, las niñas tienen una mejor audición y son más vocales.
Ya en los dos primeros años de vida, los niños son más interesados en objetos y como estos funcionan. Las niñas, en cambio, están más interesadas en los estímulos sociales, emocionales y hacen más contacto visual.

En el período preescolar los niños están más interesados en la construcción de bloques y en juguetes con movimiento, como coches por ejemplo. Las niñas prefieren las muñecas y juegos más vinculados a actividades domésticas.
Las niñas son más sensibles y sedentarias, los niños tienden a juegos más rudos y a un comportamiento más egoísta.
Un punto importante en toda la infancia es la segregación de género (grupos de juego del mismo sexo), mientras los varones tienden a formar grupos más grandes y sujetos a cuestiones de dominancia, las niñas forman grupos pequeños y se muestran más preocupadas por la equidad, es decir, tienden a compartir más que los niños.

Otro tema donde hay diferencias notables es en el lenguaje. Las niñas adquieren el lenguaje antes y este permanece más fluido durante toda la vida. Es por ello que ellas desarrollan un vocabulario más amplio, utilizan construcciones lingüísticas más complejas, se expresan y leen mejor. Los niños son menos comunicativos y se valen menos del lenguaje para obtener lo que quieren.
Esto ocurre porque la localización cerebral del habla es más bilateral en las mujeres que en los hombres. Por ejemplo, los varones bilingües pueden tener algún déficit de memoria, cosa que no ocurre en las mujeres.

Distintas investigaciones en escuelas primarias han mostrado claras diferencias entre sexos. Los niños son mejores dibujando que las niñas, pero ellas son más fluidas con las palabras. Los chicos son mejores en razonamiento matemático y mentalmente son más rápidos encontrando formas geométricas en patrones complejos y objetos giratorios. Las niñas son mejores para acordarse de objetos que han cambiado de lugar y en tareas de coordinación motora.

En cuestiones de confianza, en general, los chicos muestran mayores niveles de confianza en si mismos en el deporte y las matemáticas, mientras que las chicas lo hacen en lectura y música.
Al experimentar un fracaso, los varones jóvenes tienden a pensar que se debe a su falta de esfuerzo, mientras que las chicas catalogan más sus propios fracasos como falta de capacidad.


Inteligencia de género

Vista toda esta reseña, ¿se puede afirmar, como se dice generalmente, que los hombres son más inteligentes que las mujeres? ¿O es al revés? ¿O todo depende de cómo se mida la inteligencia? Aclaremos esto en cinco puntos:

1.) La inteligencia no se puede medir con exactitud, por lo tanto, es difícil probar o refutar la existencia de una diferencia basada exclusivamente en el sexo.

2.) No hay razones o teorías evolutivas o ambientales para suponer que hay diferencias en este sentido. En abundantes investigaciones el sexo no significó una ventaja o desventaja en si mismo.

3.) Promedialmente, en la inteligencia media no hay prácticamente diferencias entre sexos, pero si hay diferencias en los extremos. De esta forma, los hombres tienden a estar más representados en las puntas de la curva de Bell. Es decir, los más brillantes son hombres, como así también los menos agraciados intelectualmente. En otras palabras, la media es la misma pero la distribución en más amplia entre los hombres.
Los científicos saben que en cualquier muestra muy grande, los varones estarán sobre representados en la parte inferior y superior, lo que quiere decir que la desviación estándar de coeficiente intelectual es mayor en hombres que en mujeres.

4.) Algunas diferencias que se desprenden de estudios no son reales y se producen por tres razones. Primero, los varones son educados para la arrogancia y las mujeres para la moderación, este mensaje social conduce a que en un examen o prueba, la mujer generalmente muestre un rendimiento más bajo que el hombre de acuerdo a su capacidad real.
Segundo, la mujer tiene menos exigencia social, en particular para la selección de pareja, por tanto, es probable que su padre haya invertido menos en su educación y desarrollo de habilidades, aunque este patrón puede estar cambiando.
El tercero es el factor personalidad, las mujeres son, en general, menos estables emocionalmente que los hombres y tienen mayores niveles de ansiedad, esto puede resultar en un menor rendimiento en un examen o prueba.

5.) La única diferencia real en el coeficiente intelectual (IQ) y que se mantiene estable en diferentes sociedades y culturas es la "inteligencia espacial". Los hombres ostentan una ventaja a su favor de 4.8 puntos sobre ellas, que se hace evidente después de los 15 años. Antes de esto, de hecho, son las chicas las que tienen una ventaja. Esta diferencia quizás explique la superioridad masculina en las artes, los negocios y las ciencias.



Cuando la envidia y la empatía luchan en nuestro cerebro


Seguramente todos hemos hecho más de una vez una mueca de dolor, como muestra de empatía, apenas vimos una señal de sufrimiento en la cara de otra persona.


envidia

Un estudio publicado hace unos días en la revista 'Social Cognitive' sostiene que si sentimos que la persona está en una condición más alta que nosotros (y no sólo económica), es probable que acompañemos ese dolor con una mueca, pero también es muy probable que nuestro cerebro, en realidad, haga la vista gorda.

Un equipo de investigadores de la Universidad Shenzhen (China) reclutó a 22 voluntarios de ambos sexos para el estudio. La primera parte del sondeo consistió en que los participantes debían mirar un ordenador que tenía 100 puntos distribuidos en toda la pantalla. Rápidamente debían decir si había más puntos del lado derecho o del lado izquierdo.

Posteriormente, se le dijo a cada participante que en un puntaje máximo de tres puntos, él o ella habían obtenido 2 puntos por esta prueba. También se les comunicó que otras 650 personas habían realizado el mismo ejercicio. En realidad, esto no era cierto, sólo era parte de la historia a fines de realizar el estudio.

A continuación, se les dijo que cuatro personas que intervinieron en la prueba (2 participantes de 1 punto y 2 participantes de 3 puntos) también habían participado en pruebas sensoriales, para ello, les habían pinchado suavemente la cara con pequeñas agujas. Para que esto pareciera más realista, se les mostraron los vídeos de las cuatro personas al momento de los pinchazos. Al ver los vídeos, el cerebro de cada participante estaba siendo observado mediante un escáner cerebral.

Al final de los vídeos, cada participante debía llenar un cuestionario sobre la empatía y el malestar que le produjo ver a estas personas recibir pinchazos en la cara.
Las respuestas fueron unánimes en el sentido de la angustia que sintieron, independientemente de que la persona hubiese obtenido un punto o tres en la prueba anterior.

Pero al observarse la actividad cerebral la historia fue diferente. Mientras se miraban los vídeos de los participantes que habían obtenido 1 punto, los cerebros mostraron una mayor actividad en tres áreas clave que se sabe están implicadas en la sensación de dolor y en la percepción del dolor ajeno: la ínsula anterior (IA), la corteza cingulada anterior medial (CCAM) y el tálamo.
Pero el dato revelador fue que cuando los participantes miraban los vídeos de los individuos que habían obtenido 3 puntos, la IA, la CCAM y el tálamo se mostraron inquietantemente tranquilos. En otras palabras, la respuesta empática del cerebro fue casi nula.


Los investigadores no encontraron ninguna evidencia neuronal de que estas personas hayan disfrutado viendo el sufrimiento de los participantes de 3 puntos. Sin embargo, los resultados sugieren que la percepción de dolor bajó notoriamente cuando las muestras de angustia provenían de un individuo con un rendimiento superior.

Según los autores del estudio, nos guste o no, esto muestra lo competitivos que somos por naturaleza y lo rápido que nuestro cerebro evalúa en relación a los demás.
Estos resultados son consistentes con investigaciones anteriores que muestran que las respuestas empáticas neurales disminuyen al presenciar sufrimiento en alguien que no nos gusta o en personas de un grupo social diferente.
Podremos esforzarnos en ser mejores personas, pero por desgracia, a menudo nuestros cerebros revelan el lado más oscuro de la naturaleza humana.


Referencia:
http://scan.oxfordjournals.org/content/early/2015/10/26/scan.nsv135.abstract



Hombres y masculinidad cuestionada


En la mayoría de las culturas, el honor masculino es un tema central en la organización de la vida social. En muchas partes del mundo la defensa de la masculinidad tiene que ver con el resguardo de su reputación, en ocasiones empleando métodos violentos.


masculinidad

Un grupo de profesores de la Universidad South Florida dirigidos por el psicólogo Joseph Vandello, realizó un estudio llamado "masculinidad cuestionada" donde se investiga de que forma los hombres desean ser percibidos como masculinos y como a menudo hacen todo lo posible para "demostrar" su hombría, sobre todo cuando ésta ha sido cuestionada.

En ese sentido, cuando los hombres sienten cuestionada su masculinidad son más agresivos, toman resoluciones financieras de mayor riesgo, son más propensos a tomar decisiones 'blanco o negro' y evitan comportamientos que pueden ser estereotipados como femeninos (utilizar adornos en las muñecas, coleta en el pelo, etc.). La pesquisa además muestra que las amenazas de género también provocan ansiedad y estrés en ellos, y que muchas veces, esta ansiedad únicamente se reduce mediante agresividad.


Investigaciones anteriores han señalado que los hombres están mucho más predispuestos que las mujeres a transgredir las normas (por ejemplo, mediante empleo de violencia) cuando su identidad de género ha sido cuestionada.

En una de las pruebas más interesantes de la exploración, a distintos hombres heterosexuales se les realizó a cada uno un número importante de preguntas en la pantalla de un ordenador. Algunas de las cuales eran 'preguntas trampa' ya que estaban orientadas a ir, poco a poco, con el correr del cuestionario a ir poniendo en duda su masculinidad (hasta un punto de verdadera incomodidad).

Los investigadores midieron los niveles de testosterona y cortisol en los participantes antes del comienzo del cuestionario e inmediatamente después de finalizado el mismo.
Lo que encontraron fue que los hombres con altos niveles de testosterona no experimentaban aumento en sus niveles de cortisol después de haber sido puesta en duda su masculinidad. En cambio, los hombres con bajos niveles de testosterona si sufrieron un aumento importante de cortisol. Esto sugiere que los hombres con bajos niveles de testosterona están en mayor riesgo de sufrir estrés y ansiedad cuando su hombría es puesta en duda.

Según los autores del estudio, un punto importante es hacer notar que estas creencias ampliamente sostenidas acerca de que la masculinidad debe ser demostrada, crea expectativas que los hombres sienten que deben cumplir. Incluso aquellos hombres que de otro modo podrían rechazar los roles tradicionales de masculinidad, todavía pueden sentir que deben ganar estatus de hombría. Es decir, ciertos comportamientos varoniles pueden estar más impulsados por la creencia de que la virilidad es un estado precario y por tanto debe ser evidenciada, que por actitudes individuales propias del ser masculino.

Referencia: http://www.bps.org.uk/news/manhood-precarious-status



Ejercicio de prioridades: conectando la motivación y el éxito


Es indudable que existe un profundo vínculo entre la motivación y el éxito. De hecho, aquellas personas u organizaciones con una motivación fuerte, son mucho más propensas a ser exitosas.


motivación y el éxito

Sin embargo, nuestras motivaciones no siempre son tan evidentes, y por tanto, nuestro comportamiento es a veces confuso, incluso para nosotros mismos.
En este sentido, hace algunos años un profesor de Stanford comenzó haciendo un ejercicio para sus alumnos que posteriormente se fue extendiendo a otras universidades. Dicho esquema está diseñado para tener una noción sobre lo que impulsa a cada individuo.
Como se puede observar en la imagen, es un sencillo dibujo de un cuadrado dividido en cuatro, el eje Y corresponde a 'Pasión' y el eje X a 'Confianza'.

La persona debe rellenar cada cuadrante con actividades, por ejemplo, en el cuadrante superior derecho debe escribir actividades (puede ser una o varias) para las que tiene elevada pasión y elevada confianza. En el cuadrante superior izquierdo actividades para las que tiene elevada pasión y baja confianza. En el cuadrante inferior izquierdo actividades para las que tiene baja pasión y baja confianza. Y por último, en el cuadrante inferior derecho actividades para las que se tiene baja pasión y elevada confianza.


Veamos los resultados

Una vez que se haya terminado el esquema, estudiemos los resultados. Es evidente que la actividad o actividades escritas en el cuadrante superior derecho son las que pasamos mucho tiempo haciendo. La práctica se traduce en confianza y la confianza refuerza nuestra pasión.

El cuadrante superior izquierdo incluye actividades que decimos que queremos hacer, pero por lo general no realizamos o también pueden ser tareas que recién estamos comenzando su aprendizaje. O sea, tenemos pasión pero nos falta confianza, ya que no hemos pasado tiempo suficiente practicando estas actividades. Por ejemplo, estamos aprendiendo un nuevo idioma o algún instrumento musical, será solo por el aumento gradual de nuestro compromiso con esta tarea que vamos a emplear el tiempo y esfuerzo necesarios para llevarla al cuadrante superior derecho.

Las tareas del cuadrante inferior izquierdo son las actividades que no tenemos ningún interés en realizar. No nos apasionan ni tenemos confianza en ellas. Alternativamente, si se tratan de tareas que tenemos que hacer, existen maneras de replantear la forma en la que pensamos acerca de ellas. Por ejemplo, podemos centraron en los resultados en vez de centrarnos en el proceso, como forma de hacerla un poco más llevadera.

El cuadrante final es el más interesante, aquí están las actividades para las que tenemos gran confianza pero baja pasión. Es decir, incluyen tareas que ya hemos dominado pero que no disfrutamos haciéndola. Un factor a investigar es por qué no estamos motivados. Por alguna razón, nos damos por vencidos una vez que alcanzamos cierto nivel de habilidad, posiblemente por estrés o nos aburre su nivel de repetición.

En este punto, depende de cada uno de nosotros decidir si queremos mover actividades de un cuadrante a otro. Para pasar de la parte izquierda al lado derecho se requiere un aumento de confianza, y la única manera de aumentar la confianza es con la práctica.
En cambio, para pasar de la mitad inferior a la mitad superior es necesario un aumento de nuestro dinamismo, esto se logra cambiando la actitud.
Dichas acciones podrían significar hacer una búsqueda de nuestras prioridades, ya sea para entender que cierto objetivo está fuera de nuestro alcance, o que podría ser el camino hacia el éxito. Cada individuo controla sus propias actitudes y acciones, por tanto, cada uno de nosotros es el maestro de sus propias motivaciones.