El arte de tocar... y ser tocados


La presencia de una persona amada, querida o respetada por nosotros puede llegar a producir cambios psíquicos y fisiológicos en nosotros, ademas de modular nuestras emociones. Cuando no podemos tocar o acariciar a las personas que queremos se genera en nosotros un estado de ansiedad. Pero no solamente tocamos a personas que queremos o amamos... ¿que efecto puede producir ser tocados casualmente por alguien?



En un contexto de pareja o amistad, los besos, las caricias, los abrazos... el contacto en general actúa estimulando el flujo de oxitocina, serotonina y dopamina.
Cuando abrazamos a alguien, generamos oxitocina, la oxitocina dispara los circuitos de confianza en el cerebro y esto genera un estado de cercanía entre quienes se abrazan. Con el abrazo, también, se libera dopamina y serotonina, esto explica la sensación de bienestar, armonía y relajación en ese momento.


Tocar para hacer el bien

Pero la gente no solo se toca por amor, ser tocado o simplemente rozado por otra persona puede causar curiosos efectos en nosotros... veamos.
En el Wheaton College de Chicago (Usa), se realizó un experimento en una cabina de teléfono, donde un investigador dejaba olvidada intencionalmente una moneda de diez centavos, estando dentro de la cabina, esperaba que alguien se parara a esperar en la puerta de la misma, cuando salía y la otra persona entraba, rozaba o no a las personas. Cuando las personas sentían un ligero roce en el brazo, eran más propensas a devolver la moneda olvidada, mientras que los no tocados, fueron menos propensos a devolverla.

Los estudiantes que reciben un toque en la espalda en señal de apoyo de parte de sus profesores, tienden a prestar más atención y mostrar más interés en las clases que aquellos estudiantes que no lo reciben.

Según un estudio de la Universidad Bretagne (Francia), a los pacientes que el doctor en una consulta médica les da un toque empático, tienen la impresión de que la visita ha sido mas larga de lo que realmente fue y se sienten más satisfechos en comparación con aquellos pacientes a los cuales no se les brindó esta muestra de empatía.


Un toque de confianza

En una ocasión se evaluó a personas que firmaban una petición, cuando a las personas no se les tocó, sino que simplemente se les pidió que firmasen, sólo el 45% de ellas lo hicieron, pero cuando se les tocó levemente en el brazo, el 80% de ellas dio su firma.


Solidaridad en un toque

Una vez un investigador francés realizó un sondeo, dejaba caer sus cosas al suelo a propósito, cuando no hubo ningún roce ni toque con nadie alrededor, el 63% de las personas que pasaba por el lugar le ayudó a recogerlas, pero cuando hubo contacto humano, el 90% de las personas le ayudó a levantar sus pertenencias.


Para terminar, justo es decir que cuando nos referimos a un "toque", nos estamos refiriendo a un roce suave o sutil en el brazo de la otra persona, de forma que no se sienta agredida por el contacto físico de un desconocido.
Como hemos visto, el roce es una poderosa herramienta persuasiva y puede lograr que, en determinados casos, la otra persona se comprometa con nosotros y que incluso, puede ayudarla a sentirse mejor.